Sus manos experimentadas y excelente memoria presentan hermosas constelaciones, galaxias, la superficie lunar y al astro rey: el Sol.
Desde hace 35 años, don Darío comenzó a manejar y dar mantenimiento correctivo y preventivo a los proyectores de este planetario, a cargo de la Secretaría de Administración.
“La primera vez que operé el sistema del Planetario estaba cubriendo al compañero que tenía a cargo esta función. Me sentí nervioso porque nunca había manejado una consola en la oscuridad, fue un reto, pero decidí aprovechar la oportunidad y todo salió bien”, relató emocionado.
En su interior se muestra una reproducción de la bóveda celeste con sus constelaciones correspondientes, fotografías de diferentes galaxias, la superficie lunar, esquemas antiguos de los calendarios zapotecos y mixtecos; así como cráteres del Sol y algunos fenómenos cósmicos.
Esta pasión derivada del trabajo que encontró en el proyector del planetario lo llevó a profundizar en los estudios del funcionamiento del Universo, haciéndose de una amplia colección de libros y textos.
Su carácter demuestra una gran fortaleza, física y espiritual. Diariamente camina más de 12 kilómetros desde San Antonio Arrazola, Xoxocotlán, hasta el Planetario.
Con una sonrisa perseverante, Don Darío está seguro que lo que más quiere es “que los niños y niñas nunca dejarán de venir [al planetario]. Estoy listo para seguir aprendiendo, que siga modernizándose y pueda ofrecer cada vez más cosas sorprendentes.