Oaxaca de Juárez.—A pesar de que Daniela Pacheco planeó todo lo necesario para que su pequeño Daniel estuviera a tiempo en su primera clase online, el inicio de curso en la nueva normalidad la sorprendió. Y ya proyecta que el ingreso de Nicole, su hija que está por iniciar el bachillerato, sea más complicado.

La madre y jefa de familia reconoce en entrevista con EL UNIVERSAL que se mentalizó para iniciar el día desde las 7:00 de la mañana a pesar de que las clases para su hijo estaban programadas para las 12:00 pm, no obstante la reunión vía remota con padres de familia, dice, no hubo organización.

“Por esa parte se me dificultó porque obviamente, todos los niños hablaban. La maestra no es experta en tecnología y habla muy bajito mientras todos los niños hablaban al mismo tiempo”, señala.

Foto: Christian Jiménez

La clase duró aproximadamente una hora, tiempo en el que los contenidos apenas se alcanzaron a comprender. La nueva normalidad ha significado un reto para la familia, pues las clases de preescolar que se programan a mediodía, reconoce, son una actividad para que los niños no se aburran, adicional a ello, Daniela compró libros con ejercicios para practicar con su hijo, pues ahora además de madre y proveedora, ejerce como una docente auxiliar. 

Para el inicio de clases de su hija mayor, Daniela habilitó el taller donde elabora piezas de joyería de plata, actividad que constituye su ingreso principal, como una pequeña oficina donde tiene una computadora, que no cuenta con cámara web para las clases en línea, así que deberá comprar el equipo. 

Los días en la casa de la familia Pacheco inician desde muy temprana hora. Los tres desayunan a más tardar a las 8:30 horas, pues después, Daniela inicia su jornada laboral en su taller de joyería, que esta semana ha pausado actividades a la hora de clases del mas pequeño del hogar.

Para él, fue relativamente fácil adaptarse y aceptar que las clases serían a distancia, sin embargo, la madre de familia señala que será más difícil cuando su hija se integre a clases, pues tendrá que estar en línea de 7:00 a 14:00 horas.

Luego de volver al taller tras concluir las clases y posteriormente, la tarea, Daniela comienza a hacer la comida para su familia, actividad que combina con el resto de las tareas del hogar como lavar trastes, ropa o asear los cuartos.

“Eso es porque tengo la fortuna de tener mi lugar de trabajo en la casa... pero si no, no sé qué haría”, reflexiona.

Más trabajo  

Foto: Edwin Hernández

Según Angélica Ayala, la presidenta del Grupo de Estudios sobre la Mujer “Rosario Castellanos”, la pandemia  ha mostrado, una vez más, “que el impacto les afecta de manera más grave a las mujeres, las niñas y los niños, como resultado de las medidas de confinamiento que no contemplan sus condiciones y necesidades”.

ONU mujeres le da la razón. Según su informe más reciente, el efecto de la pandemia se recrudece en el caso de la mujeres y por ello en 2021, por cada 100 hombres jóvenes que vivan en pobreza extrema habrá 118 mujeres, pues aumentará drásticamente la tasa de pobreza de las mujeres y ampliará la brecha entre hombres y mujeres que viven en la pobreza extrema.

Según dichos datos, se esperaba que la tasa de pobreza de las mujeres disminuyera en un 2.7 % entre 2019 y 2021, pero las proyecciones apuntan a un aumento del 9.1%.

“Las mujeres asumen la mayor parte de la responsabilidad del cuidado de la familia, ganan menos, ahorran menos y tienen trabajos mucho menos seguros, una situación que se ha intensificado con la crisis del coronavirus”, señala.

A ello se suma que a causa del aislamiento, ha aumentado el trabajo de cuidados no remunerado, ya que los niños toman clases en casa y las personas mayores necesitan más atenciones.

En el caso de Daniela, explica que ha sumado las tareas escolares a sus labores diarias, por lo que no tiene tiempo libre. No obstante, el reto más significativo que trajo la pandemia para ella es el económico, pues en lo que va del año, calcula, ha vendido un 5% de lo que vende en un año regular.

Daniela asume los gastos de manutención de sus hijos en un 90%. Y a las problemáticas se suma el mal servicio de internet que llega a su casa. 

Por otro lado, admite que las madres solteras son discriminadas de forma constante, incluso, en los casos en los que los hijos se han enfermado, en los sueldos, así como discriminación moral hacia las madres que son solteras y la violencia económica que ejercen los padres al no asumir su responsabilidad en la manutención de los hijos.

“Formaba parte de grupos de madres vía internet. A las que trabajan en medio de la pandemia, les dieron máximo un mes de aislamiento, muchas otras quedaron sin empleo. Habemos muchas mujeres sacando a nuestras familias adelante sin el apoyo de una pareja y yo percibo mucha angustia entre las mujeres”, afirma.

Tras seis meses de cuarentena, Daniela ha tenido que aprender a tener a sus hijos todo el día en casa y fortalecer sus habilidades para acompañarlos en clases, no obstante, la mayor lección que podría dejarle el periodo de aislamiento, insiste, es la paciencia.

“Este es un momento como para reforzar amistades, hacer alianzas y fortalecer relaciones para poder adaptarnos a esta nueva realidad”, afirma.