Inclusión desde la comunidad: capacitan a personas que enfrentan discapacidad y marginación
Piña Palmera impulsa el desarrollo integral de personas para su proceso de vida independiente; no se trata de aislarlos, sino de integrarlos, destacan
Oaxaca de Juárez.— Desde hace más de 20 años, la asociación civil Piña Palmera trabaja en una estrategia de rehabilitación de las personas con discapacidad que privilegia su inclusión dentro de la comunidad en todos sus sectores, como el educativo, la salud y la independencia, generando cambios en el entorno e igualdad de oportunidades.
A diferencia de otros métodos, los integrantes de Piña Palmera trabajan directamente donde habitan las personas, para que no tengan que trasladarse a otro lugar, sobre todo aquellas que viven en localidades rurales, en las que es muy difícil hallar transporte público, debido a la situación geográfica y económica.
Además, se basa en la participación de personas del entorno local, no sólo de la familia, de ahí que la estrategia haya sido renombrada como: Inclusión basada en la comunidad.
“Esta estrategia facilita muchísimo la inclusión, porque se les capacita en sus propias localidades, de manera colectiva, lo que permite que vayan aprendiendo unos de otros, sobre todo la familia, que va siendo dueña de todas las posibilidades para garantizar que la persona con discapacidad tenga una vida independiente”, explica Flavia Anau, coordinadora general de Piña Palmera.
Foto: Tomada de Facebook Piña Palmera
En esta estrategia, por ejemplo, si se trata de niños, se involucra a docentes de escuelas y a los compañeros de clase; también busca que se adapten los espacios arquitectónicos y los contenidos de cada una de las materias escolares.
Para los más jóvenes y adultos se les prepara para su proceso de vida independiente desde sus intereses. Si en la comunidad lo que ellos pueden desarrollar es la siembra y la cosecha o trabajos que tienen que ver con el entorno rural, es ahí donde se les capacita. La intención es que ellos generen su propia economía y de esta manera fortalecerse como personas.
En este modelo cada actor social de la comunidad tiene la obligación de participar para hacer posibles las acciones, por ejemplo, el centro de salud tiene que separarse para poder dar una atención médica básica; la escuela se tiene que preparar para recibirlos, y para el seguimiento y los trabajos que existan en la comunidad tienen que estar abiertos a la oportunidad de que ellos accedan.
Mientras que las autoridades tienen que garantizar los insumos necesarios, “tomando en cuenta los contextos, porque la mayoría de personas son de condición indígena, rural o suburbana”.
Flavia Anua detalla que aunque es una estrategia para la rehabilitación de las personas con discapacidad, realmente se enfoca a romper el círculo de discriminación y que cambien las condiciones para que tengan mejores posibilidades, pues señala que cuando se habla de accesibilidad, la mayoría de las políticas públicas se enfocan en la colocación de rampas, y la atención se reduce a un aspecto médico o asistencialista.
De acuerdo con la coordinadora, la accesibilidad significa comprender que las personas sordas, por ejemplo, requieren conocer del lenguaje de señas, que las personas ciegas requieren de movilidad y del conocimiento del braille, y aquellas con discapacidad intelectual, una forma de comunicación aumentativa y alternativa.
Foto: Tomada de Facebook Piña Palmera
“Las políticas públicas tienen que garantizar el acceso y el presupuesto para que esto ocurra, y este es un tema que todavía no se ha logrado. La estrategia trabaja directamente con autoridades municipales y ellos tienen que ir realizando ajustes necesarios para que, de manera progresiva, garanticen que haya presupuestos para cumplir con estos requerimientos”.
Actualmente, sostiene, las políticas públicas son asistenciales y con una visión médica, pero no generan cambios de conciencia en la sociedad ni en las mismas personas con discapacidad, quienes a veces piensan que es más fácil recibir apoyos económicos que impulsar el cambio de su entorno.
Flavia Anua asegura que, si se logra cambiar el entorno, es favorable no sólo para las personas con discapacidad, sino también para todos los grupos discriminados.
“Por supuesto que tener una discapacidad, ser mujer y vivir en una zona rural es más complejo; pero hay otros sectores que también están muy marginados y tenemos que garantizar que la discapacidad sea un tema de la vida cotidiana y no de ir a escuelas especiales, porque estas personas no van a vivir encerradas, viven con todo el mundo”, finaliza.