Fondo Semillas financia grupos y organizaciones de mujeres, a fin de que tengan acceso a educación, salud y empleo. Según sus cifras, a lo largo de 30 años ha beneficiado directamente a más de 779 mil mujeres e, indirectamente, a otros 2.9 millones de mujeres, niñas, niños y hombres.

“Los procesos de recuperación y reconstrucción a lo largo del tiempo se han adaptado al contexto, generando lazos en la comunidad”, acota Blüthgen.
Ejemplo del esfuerzo integral es el caso de Asunción Ixtaltepec, donde no solamente se brindó apoyo para la reconstrucción, sino también para el impulso cultural que permitiera a los afectados estar orgullosos de ser zapotecas.
Hasta hoy, a través de donativos en México y el extranjero, mismos que pueden seguirse haciendo, el programa, sin respaldo de gobierno, ha alcanzado a 2 mil 600 personas, en su mayoría mujeres, pues, según comenta Florencia, las mujeres son afectadas de forma desproporcionada por los desastres naturales, no son tomadas en cuenta para los procesos de reconstrucción y son víctimas de discriminación en diversos rubros, entre ellos, la falta de autonomía económica, la posesión de la tierra o el derecho a acceder a éste.
Para llegar a las mujeres oaxaqueñas, Fondo Semillas realizó un mapeo que les permitió ubicar a los grupos liderados por mujeres que no recibían apoyo durante el proceso de reconstrucción, a pesar de que estaban al frente de acciones como albergues, cocinas y levantamiento de escombros.
Fue a estas tareas a las que la organización sumó sus medios.
“Era importante que pudiéramos apoyar a las mujeres que ya estaban organizadas y avanzando, para poder contribuir a su proceso de recuperación”, afirma la coordinadora de Programas.
La sinergia propició que, durante los últimos tres años, los procesos organizativos liderados por mujeres estén fortalecidos y crezcan en otros proyectos. Las mujeres fueron capacitadas en liderazgo, reconstrucción de cocinas y también en recuperación emocional, un factor que Fondo Semillas considera vital para el proceso de recuperación.

El camino no ha sido sencillo, Fondo Semillas sumó además perspectiva de género a sus labores en las que las mujeres enfrentan obstáculos en comunidades lideradas por hombres, donde, normalmente, ellas no encabezaban proyectos y, si los presentaban, éstos no eran aceptados.
Los trabajos de las mujeres en la construcción, un trabajo asociado a los hombres, así como en talleres de carpintería y albañilería, les ha dado validación en medio de obstáculos donde su trabajo ha legitimado su participación en asambleas comunitarias, espacios en los que antes no tenían voz ni voto.
Luego de tres años de apoyo constante, la ayuda brindada por la organización se materializó en un centro comunitario a donde la gente acude a capacitarse y crear alianzas de trabajo con otras asociaciones que hacen crecer el trabajo de manera eficiente.
Enfrentarse a la realidad que viven día a día las mujeres en las comunidades indígenas de Oaxaca también ha trastocado a la asociación, que pudo vivir la crisis social y económica que han padecido las mujeres en los últimos tres años.
“Aprendimos también que hay que confiar en las mujeres, ellas conocen a las comunidades donde viven y saben lo que hace falta, lo que funciona y cómo poder avanzar”, asegura.
Aunque ya pasaron tres años de los sismos que devastaron pueblos enteros, Fondo Semillas, a través de su página web y sus redes sociales, continúa la campaña para recabar donativos que permitan concluir la reconstrucción material y social que el sismo dejó en escombros.