Orfebrería: arte ancestral que ha perdido su valor
Mario Pérez es un orfebre oaxaqueño que heredó la pasión por esta profesión; el artista lamenta que la orfebrería no sea apoyada por las autoridades
Desde tiempos ancestrales, el oro y la plata han sido utilizados para crear piezas que adornan cabezas y rostros no solo de mujeres, también de hombres, exaltando rasgos característicos y empoderando la imagen dentro de una sociedad.
Fue así como Mario Pérez, un orfebre oaxaqueño, recuerda que nació este oficio ancestral, el cual hoy en día es poco valorada y, por tal motivo, los artistas han dejado de lado porque no les alcanza para vivir. Incluso ni siquiera las autoridades estatales o municipales le dan importancia, mucho menos aportan recursos para preservar la actividad.
Sus piezas, han sido utilizadas por artistas de talla nacional, como Lucero, Eugenia León, e incluso por la cantante oaxaqueña Lila Downs, quienes portan joyas diseñadas exclusivamente para ellas y con detalles que le ponen la marca de Oaxaca cuando se observan.
Heredero de una técnica ancestral
La orfebrería fue para Mario Pérez una herencia de su padre, al igual que su creatividad y las ganas de querer ofrecer la mejor pieza de joyería posible; eso lo llevó a innovar con sus diseños, “poder hacer piezas diferentes a las de mi papá”.
Al elaborar sus piezas, Mario no imagina a la persona que la portará, solamente lo que su creatividad le guía. (CORTESÍA)
Mario recuerda que, desde los siete años de edad, comenzó con la práctica de la orfebrería con la batuta de su progenitor, quien nunca le enseñó alguna técnica en específico, lo que le permitió, en un futuro, tomar su propio camino en el diseño de joyería.
“Soy heredero de una técnica ancestral, una técnica que heredé de mi familia y también de los mixtecos orfebres”, señala Mario al momento de analizar la orfebrería; “tiene un sello característico en Oaxaca, yo he visto la orfebrería de Colombia, Perú, Bolivia, y es completamente diferente a la oaxaqueña”.
Arte manual poco valorado
Mario creció en San Martín Mexicápam, una de las colonias que conforman la capital del estado; ahí, el orfebre vivió entre flores y hortalizas, que era a lo que comúnmente se dedicaban las familias de esa zona.
Vivir entre ese ambiente, le permitió a Mario desarrollar su creatividad para el contraste de colores y diseños para sus piezas de joyería, las cuales, desde que inició con esta labor, realiza de manera manual, detalle que es poco valorado al momento de vender sus creaciones.
Las piezas creadas por Mario son únicas, ya que se elaboran de manera manual, aunque su costo de venta debe disminuir debido a que las personas no quieren pagar su valor real. (CORTESÍA)
“El contexto en el que yo me desarrollé hizo que hoy en día plasme una armonía en los colores y el contraste que llama a la gente actual” y que la orfebrería deje de ser visto como algo exclusivo para personas adultas o de cierta clase social.
Sin embargo, el artista reconoce que así como sus diseños deben innovar y adaptarse a la actualidad, los costos de las joyas deben adaptarse, lo que ha llevado a que los aretes, collares, pulseras, y demás accesorios de su creación no tengan el verdadero valor económico.
“Las artistas las usan y las compran, pero ellas utilizan su imagen que es lo que empodera una joya, pero es más en un aspecto de mercadotecnia; la gente común a veces no tiene la solvencia económica para darse ese tipo de lujos”, señala Mario.
La decaída del orfebre
La orfebrería era una actividad que se realizaba con frecuencia no sólo en Oaxaca, también en otros estados del país; pero, de acuerdo con Mario, la creación de maquiladoras o la producción en masa, ha originado que hoy por hoy la orfebrería se realice en menor cantidad.
“Parte de esto también es de las autoridades”, señala el orfebre, quien considera que su oficio no ha sido valorada por las autoridades estatales y nacionales; mientras productores de alebrijes, textiles, o tapetes, reciben constantemente apoyos para mejorar el trabajo que se realiza, los orfebres oaxaqueños no cuentan con ese tipo de acercamiento por parte de las autoridades para contar con un mejor material de trabajo.
“Me ha tocado ver a maestros orfebres trabajar de cerillos en los supermercados por esta cuestión”, por lo que el artista lamenta que el gobierno, a través de la Secretaría de las Culturas y Artes, no voltee su interés por esta práctica ancestral.
Cortesía.
Orfebrería con causa
Al vivir en una de las zonas más peligrosas de la capital oaxaqueña, específicamente para los niños y jóvenes, quienes se encuentran constantemente expuestos a caer en la delincuencia o en algún tipo de adicción, Mario tiene la iniciativa de crear un taller más grande, donde pueda llevar a los menores para que aprendan del oficio como él lo hizo con su padre.
“Yo estoy comprometido en crear, desarrollar y difundir, pero también es preocupante que la siguiente generación sí vaya a hacer esto; yo sueño con un día las autoridades me tomen en cuenta y poder instalar un taller donde en mi comunidad yo pueda albergar a chicos”, y así ayudarlos a crear una fuente de trabajo y que les genere ingresos para poder subsistir.
El orfebre sabe que, para erradicar las adicciones en niños y jóvenes de su comunidad, no depende únicamente de su labor, pero “me genera orgullo” saber que estoy aportando para mejorar la vida de su comunidad, en la cual surgió su pasión por crear piezas de joyería únicas.