Juchitán de Zaragoza—. Todo comenzó con 20 tejedoras hace 15 días, hoy ya son 35 mujeres zapotecas de distintas secciones de Juchitán las que elaboran más de 50 cubrebocas artesanales al día para el mercado mexicano, estadounidense y canadiense. 

Es una forma de seguir en pie, dicen, ante la emergencia sanitaria por el coronavirus que golpea al país.

Las 20 tejedoras y 15 modistas de ropa típica pertenecen a la agrupación Bellas Juchitecas, todas ellas son bordadoras y tejedoras con más de 20 años de experiencia; la más joven tiene 11 años de edad y las más grande, 60. 

Asimismo, todas son habitantes de la Novena, Octava y Séptima Sección de esta ciudad zapoteca del Istmo de Tehuantepec, así como de colonias populares.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Sarahí Flores, coordinadora del grupo, cuenta que comenzaron con 20 tejedoras y en una semana generaron empleo para 15 costureras de las faldas típicas, conocidas como “rabonas”, quienes son las encargadas de armar los cubrebocas con máquinas dentro de sus talleres y que se habían quedado sin trabajo ante la crisis que paraliza al estado. 

Tan sólo en 15 días estas juchitecas han elaborado 200 cubrebocas, mismos que han enviado tanto a ciudades del país como al extranjero, por ejemplo: la Ciudad de México, Puerto Rico, Canadá y sobre todo a los Estados Unidos, país que se ha mantenido en los últimos días como foco rojo de la enfermedad por coronavirus, al acercar al millón y medio de contagios. 

Además, estas mujeres tienen una entrega pendiente de más de 400 piezas bordadas, por lo que todas ellas están trabajando sin cesar. Cada una de las bordadoras elabora y llena de flores seis cubrebocas al día, comenzando su jornada laboral a las ocho de la mañana y extendiéndola hasta las 10 de la noche. 

“Esto comenzó cuando la crisis [por coronavirus] estalló, porque a todas nosotras nos cancelaron los pedidos que teníamos de trajes y, al quedarnos sin trabajo, decidimos organizarnos y crear tapabocas con nuestros tejidos, con materiales lavables y resistentes.  Ha sido tanto el interés que esto nos vino a rescatar de la crisis”, comenta Sarahí Flores. 

Pero no sólo se trata de portar con orgullo los bordados zapotecas en los cubrebocas, cada una de las piezas está reforzada: comienzan con una primera capa de tela raso, luego le ponen pellón y por último popelina, un material resistente y de aspecto fino; cada pieza tiene un precio de 100 pesos.  Los hay con flores coloridas, como toda vestimenta del Istmo para mujeres, y con motivo se cadenilla, para los hombres. 

Las mujeres detrás de esta iniciativa, que además de ser clave para salvar vidas, llevan al mundo el arte del bordado, se llaman Florina Vásquez, Sarahí Flores, Sirena Ramírez, Beatriz Ramírez, Lucero Rasgado, Angélica María Rasgado, Claudia, Janet, Juana Villavicencio, Lucero Sánchez, Lucía Vásquez, Luz Elena Rasgado, Manuela Rasgado, María, Martha Luis Vásquez, Lucero Sánchez, Mayra, Rosy, Valentina Aquino Rasgado, Elianet Aquino, Gabriela y Maritza.

Todas ellas son las artesanas que desde un bastidor combaten el Covid-19, enfermedad que hasta el momento ha dejado 250 casos confirmados y 47 muertes en Oaxaca; la región del Istmo acumula 36 contagios y seis fallecimientos por Covid-19.