Juchitán de Zaragoza.— Sergio ya perdió la cuenta de las veces que enfermó de Covid-19 de manera psicológica, lo que sí está seguro es que todas las veces fue después de ir a desinfectar una vivienda con pacientes que presentan  síntomas de dengue y Covid.

Desde hace cinco  meses, cuando inició la contingencia, el miedo ha sido su mejor blindaje para no descuidarse y cometer errores. Dice que lo hace por su familia, que siempre se preocupa y lo espera en casa.

Sergio Cabrera Jiménez tiene 42 años y es jefe de Distrito del Área de Vectores de la Jurisdicción Sanitaria número 2;  la sección que realiza campañas de nebulizaciones para prevenir dengue, chiconkunia, zika, paludismo,  entre otras enfermedades. También,  se encargan de desinfectar  hospitales, clínicas, mercados, viviendas, centros de salud, iglesias, oficinas  de gobierno, escuelas y vehículos.

Desde hace 14 años,  se ha enfrentado a las contingencias sanitarias, sabe que es un riesgo y  que  los 28 trabajadores encargados de 12 municipios están  en peligro de contagiarse, aunque vayan bien protegidos. 

También, sabe que el miedo y la desinformación  en la gente puede desencadenar rechazo y  agresiones a sus compañeros.

Foto: Roselia Chaca

“Cuando la gente nos ve con el traje blanco realizando las desinfección de una casa, aunque eso tenga que ver con un asunto del dengue, se asustan, se atemorizan y luego no permiten que se haga el trabajo porque tienen mala información que leen en redes sociales, que el rociado envenena o mata”, cuenta  vía telefónica.

Asimismo, en  algunas viviendas terminan dando consuelo a las familias que perdieron un integrante por el Covid-19

Ocho de los  integrantes del equipo que controla Sergio se han contagiado de coronavirus, aun protegidos. Todos han superado la enfermedad y han regresado a laborar. 

“Muchos nos hemos enfermado mentalmente, porque es muy fuerte estar frente a personas con la enfermedad, salimos ya tosiendo, pero es sicológico, aunque  desafortunadamente ocho de mis compañeros se han contagiado. Miedo siempre tendremos porque estamos expuestos, estamos en zonas contaminadas, ya sea por dengue o por Covid; somos de los que están en la línea de fuego todos los días”, reconoce.

Cuenta que en algunas de las viviendas que han ido a  nebulizar por dengue encuentran que pacientes con síntomas del Covid-19, aunque estos casos no están confirmados  por los Servicios de Salud de Oaxaca.

En estos meses, Sergio y su equipo de trabajo han desinfectado tres hospitales, 23 unidades de salud, 20 centros de salud, 777 locales comerciales, siete mercados y  mil 625 taxis, entre muchos otros lugares y vehículos.

Complejidad en su labor

Foto: Roselia Chaca

Como ellos, en todo el estado los encargados de la desinfección de espacios se enfrentan, además del miedo, a agresiones y complejas condiciones de trabajo. El pasado mayo, en San Antonio de la Cal, elementos de seguridad tuvieron que rescatar una brigada de sanitizadores, luego de que un grupo de pobladores retuvieron a cuatro de ellos, bajo el argumento de que el líquido que utilizan en su labor de limpieza "lo que hace es propagar el virus".

En total fue una veintena de habitantes de San Antonio de la Cal quienes impidieron la realización de los recorridos por las principales calles para sanitizar las banquetas y los frentes de los domicilios para mitigar la propagación del virus.

Por otra parte, la semana pasada, trabajadores de vectores de tres regiones de Oaxaca realizaron protestas para entregar su pliego de demandas a autoridades de los SSO, entre las cuales se mencionó exigencia de mejoras laborales.

Personal de vectores en la capital oaxaqueña, en el Istmo y Tuxtepec, llevaron a cabo acciones de protesta para demandar ser incluidos también en las entregas de bonos Covid-19, anunciados por el gobierno federal ante la emergencia sanitaria, que hasta el momento ha dejado 11 mil 759 contagios acumulados y mil 67 muertes, al formar parte también del personal de Salud que trabaja en medio de la pandemia.