Artesanos usan flor de cempasúchil como tinte

La intercambian por pan y chocolate; buscan reusarla para teñir  textiles y que no termine en la basura tras Día de Muertos

Foto: Edwin Hernández
Sociedad 11/11/2019 07:39 Juan Carlos Zavala Oaxaca de Juárez, Oaxaca Actualizada 07:39

Isidro Inocente es un joven artesano de San Felipe Usila,  municipio de la región de la Cuenca del Papaloapan. Es hijo de padres artesanos y campesinos que cosechan café.

Cuando llegaba a la capital del estado para ofertar su trabajo terminaba rematándolo en las casas de las artesanías, a menos de una tercera parte de lo que le había costado producirlo.

“Terminamos vendiendo una pieza que nos cuesta producirlo mil 500 pesos, no lo compran a 400 pesos y hablo de todas las casas de artesanías que están en Oaxaca porque yo lo he vivido. No nos compran y al final cuando nos quedamos sin dinero  ahí viene el regateo. Ellos saben el valor de nuestro trabajo y ellos se quedan la mayor parte”. explica.

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Foto: Edwin Hernández

Esa fue la semilla, dice, para que  junto con otros 17 artesanos de diferentes regiones  decidieran constituir  un espacio digno para vender sus creaciones, a un precio justo y de manera directa por los mismos creadores.

Fue así que nació  la Casa del Artesano Oaxaqueño, inaugurada en marzo de este año en la capital,  y donde convergen más de mil 500 artesanos de distintos municipios en las ocho regiones, con el objetivo de tener un espacio en el cual vender sus productos de manera directa y sin intermediarios.

Aquí,  incluso, se  ofrece hospedaje sin costo a los artesanos que llegan con sus productos para venderlos en la ciudad de Oaxaca y se ha convertido en un lugar en el que comparten su conocimiento a través de talleres gratuitos.

En esta temporada, los artesanos  decidieron hacerlo con cempasúchil, flores que,  una vez que terminan su misión de vestir y adornar las ofrendas, y tras concluir  las fiestas de Día de Muertos,  se secan y  son desechadas.

Según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), sólo en Oaxaca se cosecharon 300 toneladas de esta flor de temporada y fue por ello que en la Casa del Artesano Oaxaqueño  se tomó la iniciativa de intercambiar la flor muerta por café y chocolate, con el fin de reutilizarla para hacer un tinte amarillo para  teñir los hilos con los que  tejen  prendas tradicionales, en lugar de que parte de éstas terminen en la basura.

Además, se ofrecen cursos de manera gratuita sobre el proceso para la elaboración del tinte.

La respuesta a la convocatoria lanzada por los artesanos, y que sigue abierta, tuvo un resultado inesperado. En sólo un día recabaron el equivalente a 10 camiones de volteo, sobre todo, porque algunas autoridades municipales también participaron de su llamado.

Isidro Inocente, ahora responsable del espacio, explica que el proyecto nació  de “una inquietud y una plática de todos”, fundamentada en los cursos que  imparten en dicho espacio, como el bordado del huipil originario de Tuxtepec y  de la palma, entre otros.

“Las mismas mujeres nos preguntaron qué podían hacer con base a lo que iban aprendiendo y lo que  hay en la casa. Como grupo decidimos hacer una actividad con la flor de cempasúchil y la respuesta fue muy buena, no pensábamos tener tan buena respuesta”.

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Foto: Edwin Hernández

La idea también surgió como resultado del conocimiento heredado, generación tras generación en las comunidades, sobre la elaboración de tintes con lo que  se encuentra en la naturaleza.

Por ejemplo, aquí en la Casa del Artesano Oaxaqueño se venden huipiles, blusas y otras vestimentas tradicionales teñidas con tintes naturales elaborados a base de huitlacoche, nanche, café, zacate, añil y palo de águila.

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Foto: Edwin Hernández

“Nosotros en las comunidades manejamos plantas y  todo tipo de hierbas, por ejemplo, tenemos el zacate, el añil y en este momento hicimos la recolección de la flor de cempasúchil porque se usa en todas las casas con las festividades de Día de Muertos, pero finalmente la gente la tira”.

Para el proceso de elaboración, explica el artesano de usila, las flores de cempasúchil se hierven en agua, que  toma un color café y huele a calabaza cocida; posteriormente, se colocan sobre este líquido y se deja reposar hasta por más de un mes. Para fijar el color, los hilos ya teñidos se vuelven a hervir también en agua.

Además de reutilizar las flores de cempasúchil, Isidro Inocente dice que la meta es la  realización de los talleres gratuitos a artesanos y personas que estén interesadas en aprender este proceso natural.

Se trata de un primer paso, pues  en el espacio posteriormente se pretende  ofrecer talleres para enseñar a elaborar huipiles y otras vestimentas tradicionales que dan identidad a la tierra oaxaqueña.

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