“Mujeres istmeñas, lección solidaria”
Para la poeta Natalia Toledo, las zapotecas son una especie de heroínas anónimas que construyen y alimentan a cientos de familias sin esperar aplausos, agradecimiento o dinero
Para la poeta Natalia Toledo, que forma parte del Colectivo Binni Birí, un grupo de niños y jóvenes que se creó para brindar ayuda humanitaria a los pueblos damnificados del Istmo, las zapotecas son una especie de heroínas anónimas que construyen y alimentan a cientos de familias sin esperar aplausos, agradecimiento o dinero. Lo hacen, explica, porque son solidarias.
La escritora bilingüe considera que las cocinas comunitarias y sus cocineras son la gran lección de solidaridad que tuvieron los pueblos del Istmo de Tehuantepec, en especial Juchitán, con más de 50, tras los sismos del 7 y 23 de septiembre.
“El trabajo que realizaron las cocineras, en su mayoría mujeres maduras y jóvenes, fue muy importante porque la gente del Istmo no está acostumbrada a comer enlatados, salvo en ocasiones específicas. Muchos integrantes de las familias perdieron sus trabajos porque los edificios en que laboraban se cayeron o dañaron fuertemente con los temblores”, explica.
Recuerda que su padre, el artista Francisco Toledo, abrió con el apoyo de la sociedad civil las cocinas comunitarias inmediatamente, después de los temblores para que las personas más necesitadas tuvieran qué comer.
“Las cocineras comunitarias dejaron sus trabajos de casa o comercio no sólo para cocinar para sus familias, sino también cocinaron para los habitantes de su barrio; se entregaron en cuerpo y alma todos los días a un trabajo arduo, solidario y gratuito. A más de tres meses de ser abiertas siguen funcionando porque las necesidades en los pueblos persisten”, dice.
Para la académica zapoteca Mayra López Pineda, la participación de las mujeres en la reconstrucción de los pueblos del Istmo es fundamental, pues son ellas quienes se han encargado de las cocinas comunitarias, la provisión de víveres a sus familias, la organización de los albergues junto con sus vecinos, así como de la gestión de los créditos que otorga el estado para la reconstrucción de las casas colapsadas.
“Se han movilizado por diversas partes del país para reactivar la economía de la región, participando en ferias artesanales, donde ponen en venta los productos de la región. Es indudable que el papel que históricamente han jugado las mujeres istmeñas seguirá siendo relevante para mantener y reconstruir nuestra historia e identidad como pueblos zapotecas”, dice.
La mujer zapoteca se ha hecho famosa a través de su representación en fotografías, pinturas, filmes y textos de artistas que se han enamoraron de la presencia de ellas en los espacios públicos, señaló la académica.
Las mujeres istmeñas, destacó, tienen una personalidad de hierro que ha contribuido en la reconstrucción; ahora es cuando se dejan ver más fuertes que nunca.