Piden a la Virgen fuerza tras sismo
Más de 4.5 millones de feligreses acuden a la 486 celebración de su aparición en el Cerro del Tepeyac; tres brigadistas del 19-S con el puño en alto dieron las gracias ante el atrio de la Basílica
De rodillas, a pie, en bicicleta, agotados por el esfuerzo físico de kilómetros recorridos, millones de peregrinos llegaron revitalizados hasta el Tepeyac, con el corazón contento y lleno de fe para vitorear a Tonantzin-Guadalupe, como se ha hecho desde hace 486 años. Esta vez lo hicieron para pedir trabajo, salud y amor, pero al mismo tiempo agradecer su protección y acompañar la reconstrucción en 10 entidades de México tras los sismos de septiembre.
El puño en alto de tres rescatistas presentes en el altar a las 19:30 horas hizo que la solidaridad, el símbolo de las brigadas de rescate durante la contingencia, volviera por un instante.
“¡Viva México! ¡Viva México en reconstrucción! ¡Vivan las familias que se están uniendo para reconstruir al país! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!”, se escuchó desde el altar mayor de la Basílica.
Provenientes de entidades como Veracruz, Estado de México, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Morelos, Ciudad de México y Jalisco o incluso de Francia y Haití los fieles caminaron, anduvieron en bicicleta o llegaron en transporte público para posar sus ojos durante unos instantes ante el nicho de la Morena del Tepeyac y darle gracias por lo bueno y malo que les ocurrió en 2017.
La devoción hacia la guadalupana la expresaron al caminar durante días, acudir en familia y pagar sus mandas entrando de rodillas desde la calle hasta el altar principal, donde se exhibe el ayate de Juan Diego que, de acuerdo con la religión católica, contiene la imagen de la Virgen Morena.
Se escucharon porras, se cantaron Las Mañanitas, se rezaron rosarios y se escuchó la canción de La Guadalupana bajó al Tepeyac.
Durante todo el día, la Calzada de Guadalupe vio el recorrido de las miles de personas que avanzaban, intentando ingresar a la Basílica; los peregrinos debían esperar hasta una hora en la fila para ingresar a las bandas transportadoras que, durante unos segundos, les permiten ver el ayate y la imagen de la Virgen.
Reportes de la delegación Gustavo A. Madero, hasta el corte nocturno, daban cuenta de la llegada de 4 millones 500 mil peregrinos y se esperaba el arribo de otros 4 millones.
En la explanada del atrio de la Basílica, familias enteras instalaron sus casas de campaña, en los casos más afortunados, o simplemente cartones, plásticos y cobijas, sobre los cuales dormir y descansar para ser los primeros en cantarle Las Mañanitas a la Virgen y después regresar a sus lugares de origen.
Muchos de los peregrinos que viajaron de otras entidades caminaron durante días aguantando frío, incomodidades y penurias en el camino. Todo para visitar a la Gran Madre, la de los indígenas, criollos y mestizos, como en el siglo XVIII, cuando nació el fervor.
Cargadas de fe y esperanza, en sus mochilas también llevaban lo materialmente indispensable: cobijas, calcetines, una muda de ropa. A pesar del frío, los peregrinos evitan cargar, puesto que es importante viajar ligero para que las jornadas de caminatas, de entre cuatro y seis horas, se les hagan menos pesadas.
Con nada más que dos cobijas y una muda de ropa limpia, llegó Emilio Aguirre Galicia, de 24 años, a la Basílica de Guadalupe para agradecer lo que, asegura, fue un milagro de la Virgen, quien ayudó a su madre a recuperarse de su enfermedad. Este año viene a pedir por su novia embarazada y por ello caminó cuatro días.
“Se siente bien visitar a la Virgencita, aquí a su casa, con fe y devoción, para pagar las promesas y las mandas que le promete uno. Te sientes aliviado de tus pecados, pero también cansado por el camino”, contó.
“Cuando veníamos caminando en el monte, sólo descansamos media hora para prender el fuego, porque sí se te congelan los huesos, es demasiado frío el que hace. La verdad sí vale la pena para las personas que tienen fe. Así vengas con ámpulas, llegas porque llegas”, compartió.
Además de su equipaje, cargaban con sus imágenes de la Virgen de Guadalupe. Algunas eran estatuas, otras eran cuadros adornados por ellos mismos, otros más traían a la Guadalupana en toallas, cobijas, ayates, en sus playeras, colgando de un rosario o bordada en una gorra.
Para Miguel Ramírez Martínez, quien viene de San Francisco Tepeyalco, Tlaxcala, los tres días de caminata han representado cansancio y se ríe cuando reconoce que es un mito que entre más ampollas presente un peregrino, más pecados viene expiando.
Para él, las ampollas, más que cansancio, son devoción: “Yo empecé a peregrinar por la propia devoción. Es algo indescriptible, los días que pasa uno caminando no se sienten, porque estando aquí, en este hogar de la Virgen Morena, se le olvida a uno todo. Son unos segundos los que pasa uno enfrente del ayate pero se siente como una eternidad”, dijo.
La visita de los peregrinos por el 486 aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe se ha celebrado con saldo blanco, aseguró el delegado de Gustavo A. Madero, Víctor Hugo Romo. “Prácticamente hasta el momento llevamos saldo blanco, con mil 700 atenciones médicas y ninguna ha requerido de traslado. Únicamente siete personas se reportaron como extraviadas y fueron ubicadas en los siguientes 90 minutos”, señaló.
En el primer día de la peregrinación se han suministrado 160 mil litros de agua potable y se han retirado 901 toneladas de basura; se pusieron en operación cinco dormitorios públicos para los peregrinos que busquen pernoctar esta noche. La recomendación ante las temperaturas que se esperan, cercanas a los cero grados, es que vayan a los dormitorios instalados en la zona.