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“Mi cuerpo se llenaba de escalofríos. Mientras mis pupilas se dilataban poco a poco, las paredes de mi cuarto tenían vida, pues parecía que palpitaban, comenzaban a tornarse en distintos modos a morado. Una experiencia impresionante”.
“La noche se pintó púrpura, mis pupilas se alejaban. Al tocar mi piel se erizaba. Me sentía infinita”. Los anteriores son relatos en Facebook de jóvenes después de consumir 2C-C y 2C-E, dos sustancias sicoactivas, estimulantes y alucinógenas que se ofertan en México en pequeñas cantidades a través de internet abierto y que no están reguladas en las listas de control internacional de estupefacientes y sicotrópicos.

El perfil de los consumidores mexicanos es de personas de entre 17 y 32 años de edad, los llamados millennials, sin antecedentes penales, con nivel socioeconómico medio o alto y con conocimientos de informática, quienes ocultan su identidad en la red.
Los proveedores envían la droga envuelta en boletos, hojas y sellada en bolsas herméticas o al alto vacío.
La División Antidrogas de la Policía Federal refiere que los grupos dedicados a la venta de sustancias sicoactivas operan en la Ciudad de México, Estado de México, Querétaro, Puebla, Oaxaca, Jalisco, Nayarit, Guanajuato, Sinaloa y Quintana Roo.
Desde esas entidades realizan envíos a todos los estados de la República mexicana, incluso a otros países como Estados Unidos, Guatemala, Ecuador, Perú y Chile.
Los precursores químicos utilizados para cápsulas, tabletas y polvos provienen de laboratorios clandestinos de China, España y Holanda, donde se fabrican las nuevas sustancias sicoactivas que están de moda en el mundo.

Los operadores de las páginas de venta contactan a sus clientes por medio de mensajes privados en Facebook y les explican sus productos en existencia, así como los precios.
Cuando su cliente selecciona una sustancia, el vendedor le solicita domicilio, número telefónico, WhatsApp y nombre para el envío.
A su vez, el vendedor proporciona número de cuenta para el depósito y solicita una imagen del comprobante de pago.
Acto seguido, el vendedor manda número de guía o una imagen del comprobante de envío; en caso de que la entrega de sea personal, piden características físicas y la vestimenta.
Cuando el producto se envía por paquetería se empaqueta de manera discreta, asegurando que llegue a su destino en uno o dos días.
Si por alguna razón el producto es retenido en aduana, los vendedores cibernéticos lo reenvían al cliente totalmente gratis.
La Policía Federal advierte de un rápido desarrollo, proliferación y diversificación de este mercado ilegal en el país, debido a que la compra de sustancias picoactivas es sencilla y visible. “Una vez reguladas, podrían pasar a la Dark Net”, consideró.
El hecho de que las dosis sean menores dificulta su detección oportuna, admite la corporación en el informe titulado Panorama sobre Nuevas Sustancias Psicoactivas en México.
Asegura que la regulación de una sustancia de este tipo motiva a crear una nueva, que “puede ser más potente”.
Se ha detectado que grupos de jóvenes intercambian opiniones en Facebook sobre el consumo y efecto de las nuevas sustancias sicoactivas que consumen.
“Esta es la calidad Mark. Llegó en menos de 24 horas, con el mejor material y unas sorpresas. Definitivamente Mark siempre sabe cómo lucirse con los clientes”, comentó con los consumidores.
“Hay una nueva dinámica de producción, tráfico y comercialización”, apunta.
Leopoldo Rivera Rivera, presidente de la Asociación Mexicana de Estudios del Cannabis (Ameca), aseguraque las drogas nunca se van a acabar, puesto que todos los días salen nuevos tipos químicos, por lo que la vía no es la prohibición, sino crear un marco regulatorio que incluya a todos los estupefacientes, lo que afectaría de manera importante el mercado ilegal del que se benefician todos los grupos criminales.