Everardo con ahora 35 años de vida perdió la vista hace 18 años por un problema en su retina, y desde entonces no había tenido la oportunidad de volver a rodar. Hoy, su sueño se cumplió.
"Es uno de mis sueños hecho realidad. Es la primera vez. Ya me quedó la inquietud de que cualquier día vaya a rodar, hacerlo cotidiano, y esa es mi intención", cuenta.
De esta manera, las personas ciegas y sordas experimentaron la aventura de rodar, mientras quienes no tienen ninguna discapacidad reflexionaron sobre las dificultades de movilidad en las calles de Oaxaca que no tienen espacios incluyentes.
"Compartir esta experiencia de estar en bicicleta a la gente que de cierta forma no puede y para sentir la situación de subirse a una bici, y también de concientización a la gente porque no hay muchas rampas", explica Dalila Martínez, integrante del colectivo organizador.