Túmin y trueque: oaxaqueños apuestan por su moneda para afrontar la crisis

Productores del campo, de la cocina, de artesanías, herederos de oficios y sabidurías, cualquiera que desee participar en una red de intercambio, aprovechan cada oportunidad para reunirse en el Tianguis del Trueque y Túmin en la capital de Oaxaca, bajo una atmósfera de apoyo mutuo y una dinámica de compra-venta, distinta a lo convencional.

A dos semanas de que el gobierno federal anunciara el cambio de estatus de Oaxaca en el semáforo epidemiológico, del nivel máximo de alerta por contagios a “naranja”, y con esto permitir la reapertura de negocios comerciales, mercados, hoteles y playas, bajo un nuevo esquema de riesgo que obliga a la población a convivir con un virus que no tiene cura aún, el panorama económico de la entidad es impreciso.

De acuerdo con registros del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en el estado hay un total de 251 mil 847 establecimientos comerciales, los cuales comenzarían a abrir sus puertas, bajo lineamientos sanitarios de la nueva normalidad. Sin embargo, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño, Servicios y Turismo de Oaxaca (Canacope), Salvador Carlos López López, estimó que10% de los micro y pequeños negocios cerraron de manera definitiva, a causa de la crisis económica que derivó el confinamiento de más de tres meses para evitar contagios.

Para algunos, este escenario de incertidumbre y riesgo derivado de la pandemia es catastrófico, aunque para otros, la situación lleva implícita un cambio, una alternativa que ha sido anhelada. 

Fotos: Mario Arturo Martínez

Así lo expresa Marco Turra Faoro, promotor del trueque y del túmin desde 2011 en Oaxaca, quien en entrevista con EL UNIVERSAL considera que esta pandemia le ha caído de sorpresa, pero a bien, pues es “la tormenta perfecta” para quienes se resisten al dinero convencional y deciden crear su propia moneda, con base en la solidaridad y la economía de subsistencia.

Organizaciones civiles e impulsores de la autonomía de pueblos, defienden las alternativas económicas que a lo largo de su historia han conservado desde que las siguen nombrando, practicando, compartiendo y difundiendo, de forma paralela al paradigma de “desarrollo” definido por grandes sectores como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional.

En ese sentido, para el también doctor en Lenguas y Literatura de América Latina, le inquieta escuchar que a raíz de esta pandemia —incluso antes— no haya dinero, que no haya recurso suficiente que alcance para el tamaño de crisis que estamos viviendo, cuando “Oaxaca lo tiene todo”, y lo único que se necesita es generar medios de intercambio: facilitadores de trueque.

Fotos: Mario Arturo Martínez

“La gente no intercambia sus productos, su tiempo, su sabiduría, por algo distinto a la moneda en pesos […] Es un fraude la pobreza monetaria en Oaxaca”, afirma Turra Faoro, pues considera que todo depende de las comunidades para hacer funcionar una economía, o destruirla. 

Por eso, explica que ahora en tiempos en los que el coronavirus encierra a la sociedad en la idea de escasez y crisis, el túmin como facilitador del trueque, es un proyecto de dignidad económica que estrecha lazos comunitarios, y ayuda a fortalecer la economía local.

Solidaridad

“Aceptamos túmin”, se lee en las mesas frente a los productos de quienes asisten a uno de los Tianguis del Trueque en Oaxaca de Juárez, al cual anuncian como un espacio de oportunidad para reducir los daños de esta pandemia, utilizando “la moneda sin deuda de los mexicanos”.

El evento no es exclusivo de esta ciudad. Desde 2015, los socios del túmin en Oaxaca —entre ellos Marco Turra— han llevado a cabo este evento en diferentes municipios con el fin de facilitar el trueque a través de una tarjetita impresa que, previo acuerdo, representa una manera de obtener vegetales, frutas, maíz, café o servicios que proveen quienes la usan.

Fotos: Mario Arturo Martínez

Hay diferentes versiones del túmin en regiones de México (zapoteco, náhuatl, totonaca), y a diferencia del peso mexicano, su valor es como instrumento de intercambio, no genera interés ni plusvalía en las transacciones comerciales. Como medio de intercambio permite que la moneda circule de manera local.

A casi 10 años desde que surgió en El Espinal, en Veracruz, la versión zapoteca de la moneda túmin inició su circulación en Teotitlán del Valle, y desde entonces se ha promovido en diferentes foros y eventos tanto en la región de Valles Centrales como en la Mixteca de Oaxaca. Actualmente, también en Villa de Zaachila, Tlacolula de Matamoros y Oaxaca de Juárez, se promueven redes de intercambio como el tianguis, donde artesanos principalmente han impulsado el uso de esta moneda alternativa.

Reglas del juego

Marco Turra menciona que en Oaxaca hay 426 socios de túmin zapoteco que utilizan este vale para intercambiar bienes o servicios. 

Un túmin equivale a un peso mexicano, no lo sustituye, podría tener el mismo valor a cualquier otra moneda, o a un minuto de trabajo; a través de éste lo que vale no son los billetes o monedas metálicas, sino lo que las personas dan o hacen a cambio. 

Esta moneda en el mercado alternativo no se vende ni se regala, se distribuye sin costo entre los socios de túmin, no como mercancía de venta sino como facilitador de intercambio de algo que ofrece. Funciona por su valor de cambio, explica Turra Faoro, el portador decide su valor sobre el costo del producto o servicio que brinda (el mínimo es al 10%, y el máximo puede ser al 100%), el único requisito, reitera, es tener un producto o servicio por cambiar. 

Los organizadores han establecido por reglamento una Coordinación Administrativa de este mercado alternativo que se encarga de regular la distribución del túmin, que tiene como referencia la Casa del Túmin en Veracruz, y está al servicio de cada asamblea regional donde se emiten estos billetes que ayudan intercambiar productos cuando el trueque se dificulta.

Fotos: Mario Arturo Martínez

En sus ya establecidas denominaciones de 1T, 5T, 10T y 20T, esta moneda se imprime por tirajes de 50 mil túmin, correspondientes a 100 nuevos adherentes. Cuando se terminan las 100 inscripciones, se imprimen otros 50 mil, y así sucesivamente, de 100 en 100 socios. Cada asamblea regional que llega a 50 socios pueden imprimir sus túmin, como sucedió en Teotitlan

Se define por su valor de cambio, para satisfacer necesidades básicas a través del trueque, pues al no acumular en sí su valor esto incentiva el movimiento de mercancías o servicios entre pares de la misma comunidad. 

Incluso, en estos momentos en los que se restringe la movilidad para evitar contagios por Covid-19, el túmin evitaría que la gente tenga que salir más allá de su pueblo a comprar bienes o servicios necesarios para cubrir sus necesidades básicas, y estimula el crecimiento de la microeconomía en localidades donde se necesita. Hasta el 9 de julio, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) registró que en Oaxaca hay 50 municipios con índices de pobreza superiores al 90% que registran casos de Covid-19.

Soberanía económica

Promover el comercio bajo valores de confianza, solidaridad y transparencia, de acuerdo con Turra Faoro, es lo único que se necesita para que las comunidades definan su autonomía económica.

En tiempos de coronavirus, afirma, tejer redes de convivencia e intercambio solidario basado en la comunalidad —elemento cultural de los pueblos originarios— mejorará nuestras economías locales, puede salvar a micro y pequeñas empresas sin necesidad de establecer una deuda de por medio.

“Las crisis económicas no solamente son cíclicas, sino cínicamente provocadas con la restricción de créditos”, asegura el experto en túmin de origen italiano, y comenta que por eso Oaxaca, con su pluriculturalidad, uso ancestral de alternativas y saberes locales, tiene todo para paliar la encrucijada económica que ha traído consigo la pandemia, al superar el miedo.

En el futuro, Marco Turra espera que en su evolución el túmin sea digital y se dignifique. Busca atraer más comunidad interesada en emplearlo y encriptarlo, hasta como un acto de rebeldía contra los banqueros que obligan a la gente a darle valor a su moneda. Sin embargo, aclara que nunca estará por encima del trueque, pues “las formas de intercambio no monetarias” fortalecen la comunidad.