El “Obispo de los pobres” cumple 49 años de sembrar dignidad entre los pueblos indígenas del Istmo

“Despertamos la conciencia de la gente, los pueblos empezaron a escribir sus propias historias y comenzaron a editar el cambio social”, cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL este obispo emérito que cumplirá 95 años el próximo mes de noviembre

El “Obispo de los pobres” cumple 49 años de sembrar dignidad entre los pueblos indígenas del Istmo
Foto: Cortesía
Sociedad 16/08/2020 11:33 Alberto López Oaxaca Actualizada 14:00

Juchitán de Zaragoza.- Es la voz del conocido “Obispo de los Pobres”, la del prelado que a lo largo de su vida creó cooperativas, fundó escuelas y formó a miles de jóvenes que hoy defienden el agua y los territorios. Esa voz, la de Arturo Lona Reyes, considerado un “obispo rojo” por su cercanía a la izquierda y a la Teología de la Liberación, cumple 49 años de sembrar estas ideas en el Istmo de Tehuantepec. 

En el marco del aniversario 49 de su ordenación como obispo, el 15 de agosto de 1971, Lona Reyes, hace una valoración vertiginosa de su vida y sus acciones en los pueblos indígenas que forman la Diócesis de Tehuantepec: “Despertamos la conciencia de la gente, los pueblos empezaron a escribir sus propias historias y comenzaron a editar el cambio social”, cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL. 

Este obispo emérito que cumplirá 95 años el próximo primero de noviembre ha sido un personaje disruptor e incansable que lee, discute, cuestiona, asesora, organiza y exige. 

Una figura que, junto con Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, fue tachada incluso de comunista por sus ideas cercanas al marxismo que lo hicieron levantar la voz ante la injusticia y reprochar con fuerza “al poder que simula, que miente, que fomenta la impunidad y la corrupción” y por cuya indómita conducta sufrió once atentados de los que salió ileso.

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Forto: Cortesía

Fue esa misma fuerza la que lo llevó a mantener viva la llama de la Teología de los Pobres, luego de que Norberto Rivera Carrera, entonces obispo de Tehuacán, Puebla, decidió cerrar por orden de El Vaticano el Seminario Regional del Sureste, semillero de al menos 480 sacerdotes indígenas. Lo anterior con encuentros entre sus egresados promovidos por Lona Reyes hasta 2009 y que eran condenados por la curia católica. 

Para el prelado, nacido en Aguascalientes en 1925, la fecha del 15 de agosto está en lo más profundo de su vida. En un día así, pero de 1952, se ordenó sacerdote y en una fecha similar, pero de 1971, fue nombrado obispo.

“Tengo mucho orgullo y satisfacción porque de esos jóvenes que se formaron en el catequismo impulsado por la Diócesis de Tehuantepec entre los indígenas zapotecos, chontales, ikoots, zoques, mixes y chinantecos, ahora algunos son autoridades de sus pueblos, otros son líderes naturales, y todos están comprometidos con la defensa de la tierra, el agua y el territorio”, dice el obispo.

Los jóvenes chontales, señala como ejemplo, son grandes defensores de sus recursos naturales y luchan contra la instalación de las minas que contaminan los ríos y arroyos. Los  zoques, mantienen la defensa de sus tierras. Y en todas las comunidades mixes, los pueblos reclaman la atención médica, al igual que en los pueblos ikoots, zapotecos y chinantecos, explica.

En otros años, en el aniversario de la ordenación de Lona Reyes, como obispo, desde las primeras horas llegaban las bandas de música de los pueblos zapotecos/mixes, las mujeres con canastos cargados de mangos y melones, y cientos de niños agradecidos que semanas antes habían recibido de las manos de este “Obispo Rojo”, el sacramento de la primera comunión.

Ahora, la pandemia del Covid-19 impidió la celebración y en su encierro, bajo el cuidado de su asistente, el obispo casi centenario sigue en pie de lucha y lanza un llamado de auxilio al gobierno de la 4T: “hay que atender a todos los enfermos que reclaman atención médica en la zona norte del Istmo. En esos pueblos no hay clínicas y tampoco medicinas ni médicos”, dice.

Sin embargo, el prelado también pide al gobierno de Andrés Manuel López Obrador que por encima de los problemas económicos, no deje de lado el programa para impulsar el desarrollo del Istmo de Tehuantepec. “Creo que nadie tiene argumentos para oponerse al Plan Transístmico. Espero que para el 2021, el programa, tenga avances sustanciales”, comenta. 

El obispo emérito de la Diócesis de Tehuantepec no duda. Está plenamente convencido que el cambio iniciado con la elección del presidente López Obrador nadie lo va a frenar, pero también señala que muy dentro de la llamada 4T existe simulación que impide que verdaderamente se trabaje a favor de los que menos tienen, algo a lo que él ha dedicado toda su vida. 

Es por eso que le pide y demanda a AMLO que “se sacuda de los traidores de la 4T y de Morena”, donde hay diputados y senadores que niegan los cambios y quieren seguir en la misma ruta del pasado.

“Los pobres nos han enseñado el camino de la verdad, el camino del cambio, pero… hay gente ¿cómo te diré?, que quiere seguir en la ruta del pasado”, dice este sacerdote cuyo ministerio a favor de los pueblos indígenas lo llevó en 2008 a ganar el Premio Nacional de Derechos Humanos y cargar a cuestas con la etiqueta de ser un “obispo rebelde” que desafió la ortodoxia de la Iglesia Católica e incluso a al papa Juan Pablo II.

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