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En esas reuniones iniciaron la modalidad de tanda-trueque, la cual funciona como una tanda tradicional, repartiendo números entre las participantes, para intercambiar por bienes (generalmente alimentos), equivalentes a un monto específico.
Carolina, por su parte, desde hace varios años es vegana, además, busca aminorar la generación de basura y evitar comprar a grandes empresas, impulsando así, la economía circular, pues intercambia productos de limpieza, ropa y alimentos con mujeres que lo producen.
Las tandas funcionan con 10 números y aportaciones semanales de 100 pesos, para que al final, cada participante reciba lo equivalente a mil pesos cuando toque su turno. Desde el inicio de la pandemia en la entidad, Carolina ha participado en unas seis tandas-trueque.
La dinámica del trueque consiste en reunir el número de participantes en la tanda, mismos que se sortean para saber el orden de a quién le toca “cobrar” primero.
A esa persona los participantes le ofrecen los productos disponibles que cubran la cuota semanal. Éstos se entregan en puntos acordados en el centro de la ciudad, cada viernes.
El beneficio del trueque, precisa Carolina, no es sólo económico y social, sino también permite el empoderamiento femenino y la eliminación de la violencia que ha marcado históricamente a las mujeres, quienes con el paso del tiempo se han visto obligadas a generar sus propios ingresos.
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No obstante, la activista precisa que a la par de los ejercicios donde ella ha participado, suceden otros, organizados por más mujeres, quienes se agrupan para intercambiar todo tipo de productos, que van desde ropa o alimentos, hasta clases de manejo o tatuajes.
“Es una actividad colectiva y es algo que cualquier persona puede hacer. Lo único que necesitas es juntar a tu grupo y establecer las condiciones para su funcionamiento”, acota. A la par de las tandas que organizan las productoras, hay otras organizadas por madres, prestadoras de servicios, pequeñas productoras, y más mujeres involucradas que suceden de manera simultánea.
De esta manera, la participación femenina en estas actividades, sostiene Carolina, permite visibilizar la disposición de las mujeres en desarrollar formas de organización horizontales, que permiten la existencia de redes solidarias como las que se tejen a través del trueque.
Y es que las mujeres, dices, con el paso de los años han aprendido a administrar sus bienes y dinero para hacerlo rendir, reciclar y tener conciencia ambiental, lo que corresponde a la visión que se comparte en los grupos de trueque.
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En los trueques, los productos que más se intercambian son alimentos, muchos de éstos de origen vegano, permitiendo así la integración de las mujeres con este estilo de vida.
En los últimos seis meses, el interés de participar en trueques ha creciendo, "sobre todo con la participación de mujeres que decidieron producir cosas tras perder su trabajo, o dedicarse a la producción y abandonar sus empleos”, señala.
Asimismo, los productos que intercambian están hechos con materia prima que se genera en huertos urbanos o de forma casera, propiciando así una mejora en el sistema de alimentación familiar y abonando a la salud de las familias, sobre todo de los niños que forman parte de las familias que deciden sumarse a las iniciativas de trueque.