Quedarse sin empleo, el otro gran miedo ante crisis por coronavirus

Trabajadores de la construcción y del transporte temen no juntar su ingreso por pandemia

Quedarse sin empleo, el otro gran miedo ante crisis por coronavirus
Foto: Roselia Chaca
Sociedad 19/04/2020 13:38 Oaxaca Actualizada 13:38

Juchitán de Zaragoza—. Luis Enrique Jiménez Castillo es un carpintero que llegó hace un mes de Monterrey, la empresa que lo tenía empleado en una construcción cerró por la contingencia sanitaria, así que se regresó a su natal Santa María Xadani y comenzó a trabajar como ayudante de albañil en la reconstrucción de casas afectadas por el sismo de 2017 en Juchitán. Pero aquí también parecen contados sus días laborales.

El municipio de Santa María Xadani, junto con Álvaro Obregón, agencia de Juchitán, son las dos poblaciones con más gente dedicada a la mano de obra en la construcción. 

De acuerdo con la experiencia de Abel Morales López, empleador en este ramo, en Xadani calcula que existen más de mil albañiles,  número que se duplicó después del sismo de 2017, debido a la gran demanda existente en los 42 municipios afectados en el Istmo de Tehuantepec.

Desde entonces, el trabajo de albañilería ha sido de los mejor pagados y con más demanda, pero la pandemia del Covid-19 vino a frenar la actividad que sostiene a la mitad de la población de Xadani. 

La mano de obra en las construcciones comenzó a parar actividades desde hace 15 días, una semana después de que las autoridades de salud federal anunciaron la Fase 2 por contingencia de esta enfermedad, que esta semana  rebasó más de 50 contagios en la entidad y dejó la primera persona fallecida en el Istmo.

“Los primeros en parar fueron los albañiles que trabajan con los sindicatos y compañías, los que aún continúan son quienes laboran en casas particulares. Pero eso no durará mucho, a lo máximo un  mes, la gente ya está parando por miedo a que ya no habrá dinero ni trabajo, así que ya no quiere seguir construyendo”, explica Abel desde el techo de una vivienda a la que le coloca tejas.

En la ciudad de Juchitán la reconstrucción de viviendas aún no para, pues el gobierno federal, a través del programa Bienestar, continúa depositando los apoyos para que las familias damnificadas por el sismo del 7 de septiembre de 2017 concluyan en este año sus casas y comprueben a la federación que aplicaron los recursos, así que es normal ver nuevamente en las calles de la ciudad escombros y arena.

Los albañiles no tienen ningún tipo de seguro, no siguen medidas de protección ante el riesgo de  contagio.

“No tenemos miedo al virus, tenemos miedo a no tener trabajo por varios meses, ese es el verdadero miedo. Por eso salimos a trabajar todos los días a Juchitán, aunque sea en esta ciudad donde están los casos. Es la primera vez que nos quedaremos sin trabajo, porque antes, si no había trabajo en el Istmo nos íbamos al norte del país, pero ahora ni allí hay trabajo”, comenta Abel Morales, quien cuenta con más de 18 años de experiencia en albañilería.

Tras quedarse sin trabajo, la pesca es la última opción que tienen algunos, como Abel y Luis Enrique,  por un par de meses, pues confían que la reconstrucción en Juchitán continuará después de la contingencia.

Movilidad detenida

 

En el servicio de transporte colectivo pasa algo similar. Fredy Ruiz Luis lleva cuatro años como mototaxista, invirtió todos sus ahorros y adquirió una unidad después de quedarse sin trabajo en una empresa de Juchitán.

Durante todo ese tiempo, fue su propio jefe y durante 12 horas manejaba el vehículo para lograr obtener entre 600 y 700 pesos al día, un buen empleo a pesar de la circulación de   4 mil mototaxis en esta ciudad.

Pero hace una semana, el pasaje disminuyó más de la mitad de lo que trabajaba, hasta en 60%,  según el cálculo de Fredy. El coronavirus paralizó casi todas las áreas económicas, las actividades escolares y laborales se paralizaron desde que la pandemia arrancó en Oaxaca, por consecutivo sus horas de trabajo también disminuyeron a la mitad y sus ingresos económicos llegaron a 150 pesos al día.

“Hay poca gente en la calle, por eso muchos compañeros ya dejaron de trabajar y guardaron sus unidades. Yo aún salgo porque soy mi propio patrón y con lo que saco al día, no es mucho,  pero ayuda para pasar el día con mi familia”, narra Fredy Ruiz.

En vísperas de entrar a fase 3 por este nuevo virus, en los sitios de mototaxis  de Juchitán son largas las filas de unidades que esperan pasaje, algunos esperan hasta media hora y luego se mueven a buscar. El cobro también disminuyó  y ahora está entre 5 y 7 pesos, cuando antes cobraban entre 10 y 15 pesos, aunque la distancia fuera corta.

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