Piezas de oro para el hijo predilecto de Juchitán
Por siete años Cándido le realizó trabajos de joyería a Francisco Toledo
Cándido no se puede contener, se rompe en llanto, recuerda que hace siete años llegó hasta el maestro Toledo, el joyero atravesaba un problema familiar, así que el artista lo escuchó atento y le prometió trabajar con él.
“Me dijo ‘te voy hacer rico’, yo le dije que no quería ser rico, sólo que se diera a conocer mi trabajo. Y así lo hizo, mis trabajos los expuso en museos y galerías en siete años”, recuerda el orfebre Cándido Santiago Esteban mientras muestra la fotografía que se tomó con él apenas en julio y que está colocada en su pequeño taller en la Quinta Sección de Juchitán.
La muerte de Toledo no detuvo los trabajos que Cándido tenía pendiente con el maestro, varias piezas en cobre de collares y aretes aún las moldea.
Durante siete años le trabajó alrededor de 20 piezas en oro, cobre y plata, con diversos temas como pitos, serpientes, peinetas, elementos característicos de su iconografía pictórica.
Más de la mitad de las piezas fueron para exhibiciones en museos y galerías, otras para clientes del artista.
“Me mandaba a traer cuando quería algún trabajo. Iba a su casa, me dibujaba en una hojita lo que tenía en mente y con lo que entendía le hacia las propuestas, dentro de un mes regresaba a enseñarle el trabajo, a veces me corregía, en otras no, regresaba a Juchitán a terminar y luego se lo entregaba”, cuenta el orfebre.
Recuerda que después de entregar las piezas, las veía expuestas en museos “siempre, siempre me dio créditos”, dice sin dejar de manipular unas esferas que cuelgan de un collar tejido en finos hilos de cobre, la última obra que hace para el artista zapoteca.