A través de una ceremonia virtual, la Asamblea Consultiva entregó los reconocimientos correspondientes a 2019 y 2020. En palabras de fray Miguel Concha, defensor de Derechos Humanos e integrante de la asamblea, estos premios se entregan a “dos mujeres perseverantes, activistas que yan dejado claro que lo personal también es político, y que se han dedicado a defender los derechos humanos de personas desprotegidas” y que “con su lucha para prevenir y eliminar la discriminación construyen una cultura a favor de la igualdad”.
En la ceremonia de premiación, se destacó a Yásnaya como una mujer ayuujk (mixe) nacida en Oaxaca, y quien “reafirma la presencia de las personas indígenas no como una categoría cultural, sino como parte de este todo que somos México”.
La asamblea del Conapred destacó que la lingüista busca con su trabajo visibilizar el grado de discriminación que viven las personas de comunidades originarias desde su nacimiento.
Que pertenece a un colectivo de jóvenes mixes dedicados a la investigación y difusión de la lengua, historia y cultura mixe, y que se ha dedicado al estudio de la gramática, lectura y escritura de esta lengua.
Además de investigar sobre el fenómeno de los prejuicios lingüísticos, “cómo categorizamos a alguien por cómo habla y hacemos inferencias sobre ello”, así como a las lenguas minoritarias y su proceso de extinción.
Para la activistas los derechos lingüísticos son una condición para ejercer otros derechos como a la salud, a la educación, a la justicia, y al debido proceso, porque “este territorio es multilingüe, pero el aparato estatal ha actuado como una entidad monolingüe que borra la diversidad”.
Ante ello explicó que, al ser la administración pública la que atraviesa todas las instituciones, así como los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, aplasta a los hablantes indígenas con el peso de su monolingüismo, por lo que existe “la necesidad de ponerse a examen como aparato estatal sobre estas prácticas, que en los hechos significa discriminación y violencia”.
Yásnaya señaló que las actividades por las que hoy fue reconocida no tendrían siquiera una existencia si no estuvieran enmarcadas “en la fuerza colectiva de su comunidad” y reconoció a las mujeres que históricamente han luchado para alcanzar la participación política en sus instituciones comunitarias, como las asambleas.
“Este reconocimiento también tiene el nombre de Esther, Irene, Yolanda, Eva, Laura, Gloria, Genoveva, Rosalba, Lourdes, María, Leticia, Elsa, Alba y todas estas mujeres que durante muchas décadas han puesto el cuerpo y lucha por la defensa del territorio”.
Sin embargo, lamentó que su lucha se vea obligada a continuar, pues su comunidad lleva más de tres años sin derecho al agua potable, por el despojo que sufrieron de su manantial.
“Su lucha sigue porque mi comunidad, Ayutla, sigue con el derecho humano al agua violentado desde hace 3 años, pese a que el Poder Judicial nos otorgó una sentencia de reconexión inmediata a nuestro histórico manantial, esto no ha sido posible, lo cual evidencia que el Estado mexicano sigue siendo el principal violador de los derechos humanos y lingüísticos en este país”.
Yásnaya Aguilar Gil recibió el reconocimiento correspondiente a 2020, junto con la organización Mujeres Unidas por la Libertad, y Jaime Alberto Montejo Bohorquez, en un reconocimiento póstumo. Mientras que los correspondientes a 2019 se entregaron a Hermelinda Tiburcio Cayetano, mujer Naa Savi de Guerrero, a la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, y a Ana Paula Hernández Pontón, como homenaje póstumo.