“Llegamos a 2021 con el empleo en terapia intensiva”, dijo el director regional de la OIT, Vinicius Pinheiro, al presentar el informe anual en el tema laboral en América Latina y el Caribe, que comenzó a editarse en 1994. “Esta es la crisis más grande que haya registrado este informe en toda su existencia”, añadió.
Insistió en que frente a este escenario los países de la región enfrentan ahora el desafío de “sentar las bases para una nueva y mejor normalidad”, lo cual implicará adoptar estrategias para generar más y mejores empleos en la medida que se reactive la producción y vaya disminuyendo la emergencia sanitaria.
“Ahora es indispensable lograr crecimiento económico con empleo. El empleo es crucial para reducir la pobreza y enfrentar la amplificación de las desigualdades que está dejando como secuela esta pandemia”, agregó.
Sin embargo, el informe de la OIT advierte que en un escenario de crisis tan abrupta la tasa de desocupación cuenta sólo una parte de la historia.
“Este año se registró un inédito tránsito hacia la inactividad por parte de personas que desistieron de buscar trabajo ante la falta de oportunidades. La tasa de participación se desplomó en 5.4 puntos porcentuales hasta 57.2% de acuerdo con los datos disponibles al cierre del tercer trimestre de 2020”, registró el informe.
El informe agrega que antes de la crisis sanitaria, lo que ha sostenido a la participación y ocupación regional había sido la incorporación de las mujeres en el mercado laboral.
A causa de la pandemia, este proceso claramente enfrenta un retroceso. La reducción en la tasa de participación proporcionalmente fue más importante entre las mujeres, de -10.4%, que entre los hombres, que fue de -7.4%.
“La crisis sanitaria en 2020 ha tenido un impacto aún más significativo en el desempeño de los indicadores laborales de las mujeres”, dice el documento.
En el caso de la población entre 15 y 24 años, durante los primeros tres trimestres de 2020 las tasas de participación y de ocupación juveniles cayeron en torno a los 5.5 pp., hasta ubicarse en 42.7% y 33%. La tasa de desocupación juvenil subió 2.7 pp. hasta 23.2%, un nivel que no había sido registrado antes y que implica que uno de cada cuatro jóvenes estaba sin empleo al tercer trimestre de 2020.
Al analizar los datos disponibles sobre categorías ocupacionales al tercer trimestre, el informe de la OIT dice que en 2020 el empleo asalariado total y el empleo por cuenta propia cayeron -6.8% y -8.9%. También se observa el impacto que la crisis sanitaria tuvo en otras categorías ocupacionales, como los empleadores (-9.8%) y el servicio doméstico (-19.4%).
La contracción del empleo, según la OIT, fue particularmente importante en sectores de servicios como hoteles (-17.6%) y comercio (-12.0%). Por otra parte, también se observa que la crisis sanitaria afectó fuertemente el empleo en la construcción (-13.6%) y la industria (-8.9%). La menor caída de la ocupación se observó en la agricultura (-2.7%).
Pinheiro destacó que a futuro será importante considerar las lecciones de esta pandemia. En primer lugar, que no hay un dilema entre preservar la salud y la actividad económica, pues sin salud no hay producción ni consumo. En segundo lugar, que el diálogo social es más relevante que nunca para contar con estrategias consensuadas para enfrentar la crisis.