
No obstante, pese a las iniciativas de preservación de las lenguas indígenas, en Oaxaca, lenguas como el Ixcateco que cuenta sólo con 114 hablantes y el chocholteco, con 501 hablantes están en peligro de desaparecer. De cada 100 personas que declararon hablar alguna lengua indígena, 14 no hablan español.
La falta de enseñanza en las lenguas, es un problema que persiste en la realidad oaxaqueña. Por ejemplo, señala el también escultor, en la Escuela Normal Bilingüe de Tlacochahuaya no se están formando maestros hablantes de lenguas indígenas, y además, los egresados son enviados a dar cátedra a otras comunidades donde hablan una lengua distinta a su lengua materna.

La diversidad de variantes en las lenguas como el zapoteco, dificulta también la labor de la traducción y distribución de los textos, acota. “El zapoteco es una lengua que se habla más de lo que se escribe, por esa razón, en la colección de Esopo también se distribuyeron los textos grabados, para que para los jóvenes sea más fácil seguirlos”, indica.
Inari Resendiz señala que a través de El Alacrán, el proyecto editorial del IAGO, se busca que éste sea más autosuficiente. Actualmente, los trabajos que se imprimen constan de tres líneas de producción principales: la de supervivencias, que consta de los cuadernos en material reciclado que se distribuyen en primarias públicas en la capital oaxaqueña y el Istmo de Tehuantepec, acompañadas de ilustraciones y material didáctico en zapoteco; la de rutas de difusión, a través de la que se propagan los programas del IAGO e información sobre exposiciones o artistas y la de servicio a la comunidad, en el que el público puede solicitar diseño y/o impresión de materiales.
Además, la mayoría de hablantes son adultos, y ante ello, la urgencia de implementar proyectos para enseñar a los niños a comunicarse en lenguas indígenas.
Dichas rutas se realizan a través de las herramientas de “El Alacrán”, como serigrafía, grabado y tipos móviles, técnicas disponibles en el taller que hace un año se estableció en donde era la cafetería del IAGO. Los trabajos se imprimen principalmente en papel reciclado y material económico, debido a la visión de Francisco Toledo que busca que dichos trabajos tengan muy bajo impacto ambiental, por ello, optan también por tintas orgánicas y a base agua.

Para Inari, la línea primordial es la de supervivencias, que permite que el trabajo de “El Alacrán” tenga repercusiones en comunidades indígenas, mediante la distribución de cuadernos con textos en lenguas maternas; los textos e ilustraciones son seleccionadas por Francisco Toledo, quien “enseña” a través de los cuadernos el significado de palabras como xoloescuintle y complementa un dibujo ilustrativo del perro milenario con un poema alusivo.
Los servicios de “El Alacrán y “La Maquinucha” están disponibles al público que requiera revisión de textos, diseño o impresión, y dependiendo de éste dependerá el costo. El más económico se otorga a los trabajos en lenguas indígenas; en el caso de las coediciones, un porcentaje se destina al IAGO y otro al autor del trabajo; y se imprimen también trabajos comerciales cuyos costos varían de acuerdo con la complejidad de elaboración.
Para el año siguiente, trabajarán en la edición de 10 libretas, en coordinación con la Normal Bilingüe, donde los materiales serán elegidos por maestras rurales. Este año, la línea de supervivencias imprimió alrededor de mil ejemplares con 15 diseños distintos.
