“El Alacrán” y “La Maquinucha” de Toledo, preservan lenguas indígenas

En Oaxaca existen 15 lenguas maternas con 264 variantes reconocidas como lenguas nacionales, más el español

Fotos: Edwin Hernández
Sociedad 21/02/2018 11:53 Christian Jiménez Oaxaca de Juárez, Oaxaca Actualizada 11:53

Al hablar de libros, el artista plástico originario de Juchitán de Zaragoza, localidad del Istmo de Tehuantepec, Francisco Toledo se remonta a 1972, cuando coadyuvó a la apertura de la Casa de la Cultura en su lugar de origen.

Ahí fortaleció su gusto por los libros y la rama editorial. Desde hace cuatro décadas, el artista plástico apoya las pequeñas iniciativas editoriales e incluso ha iniciado algunas; la más reciente: Ediciones “La Maquinucha” que imprime sus trabajos en el taller “El Alacrán”, cuyo objetivo principal es la enseñanza y por ende, la preservación de las lenguas indígenas.

En Oaxaca existen 15 lenguas maternas con 264 variantes reconocidas como lenguas nacionales, más el español, mientras que en México se hablan 68 lenguas indígenas con 364 variantes lingüísticas, informó la Secretaría de Asuntos Indígenas (SAI), en el marco del Día de la Lengua Materna.

Los datos estiman que la población total en Oaxaca es de 3 millones 967 mil 889 habitantes, de los cuales, un total de dos millones 607 mil 917, se reconocen como indígenas. Los indicadores señalan que el 32.2% de habitantes mayores de tres años hablan una lengua indígena.

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Arte y lenguas

En reciente entrevista, Toledo recuerda que fue Inari Resendiz, quien sugirió la adquisición de una máquina de imprenta a la que el artista llamó “La Maquinucha”, hace dos años y medio; ha logrado imprimir alrededor de 200 diseños.

La máquina fue llevada al Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), e instalada en el denominado “Salón de los alacranes”, que más tarde se convirtió en el taller que adoptó el nombre del artrópodo. Se echó a andar en el taller “El Alacrán” con la emisión de un texto inédito de Esopo que fue encontrado en una versión en latín, misma que fue traducida a cuatro variantes del zapoteco: el del Istmo, del Valle, Sierra Norte y Sierra Sur; más tarde fue traducido también al mixe, mixteco y huave.

En crisis

Preservar las lenguas es una misión que Toledo y el equipo que labora en el taller “El Alacrán” han adoptado como propia. Para el artista, es importante que el objetivo de traducir textos tenga por añadidura el de crear lectores en lenguas indígenas para que éstos sean distribuidos.

No obstante, pese a las iniciativas de preservación de las lenguas indígenas, en Oaxaca, lenguas como el Ixcateco que cuenta sólo con 114 hablantes y el chocholteco, con 501 hablantes están en peligro de desaparecer. De cada 100 personas que declararon hablar alguna lengua indígena, 14 no hablan español.

La falta de enseñanza en las lenguas, es un problema que persiste en la realidad oaxaqueña. Por ejemplo, señala el también escultor, en la Escuela Normal Bilingüe de Tlacochahuaya no se están formando maestros hablantes de lenguas indígenas, y además, los egresados son enviados a dar cátedra a otras comunidades donde hablan una lengua distinta a su lengua materna.

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La diversidad de variantes en las lenguas como el zapoteco, dificulta también la labor de la traducción y distribución de los textos, acota. “El zapoteco es una lengua que se habla más de lo que se escribe, por esa razón, en la colección de Esopo también se distribuyeron los textos grabados, para que para los jóvenes sea más fácil seguirlos”, indica.

Rutas de preservación

Inari Resendiz señala que a través de El Alacrán, el proyecto editorial del IAGO, se busca que éste sea más autosuficiente. Actualmente, los trabajos que se imprimen constan de tres líneas de producción principales: la de supervivencias, que consta de los cuadernos en material reciclado que se distribuyen en primarias públicas en la capital oaxaqueña y el Istmo de Tehuantepec, acompañadas de ilustraciones y material didáctico en zapoteco; la de rutas de difusión, a través de la que se propagan los programas del IAGO e información sobre exposiciones o artistas y la de servicio a la comunidad, en el que el público puede solicitar diseño y/o impresión de materiales.

Lo anterior, a pesar de que cifras oficiales indican que el zapoteco, es una de las lenguas indígenas con mayor número de hablantes pues tiene 61 variantes, una situación similar sucede con el mixteco, con 81 variantes. Aunque el número de hablantes es vasto, las variantes constituyen una forma distinta de articular el alfabeto y construir el lenguaje.

Además, la mayoría de hablantes son adultos, y ante ello, la urgencia de implementar proyectos para enseñar a los niños a comunicarse en lenguas indígenas.

Dichas rutas se realizan a través de las herramientas de “El Alacrán”, como serigrafía, grabado y tipos móviles, técnicas disponibles en el taller que hace un año se estableció en donde era la cafetería del IAGO. Los trabajos se imprimen principalmente en papel reciclado y material económico, debido a la visión de Francisco Toledo que busca que dichos trabajos tengan muy bajo impacto ambiental, por ello, optan también por tintas orgánicas y a base agua.

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Regalar conocimiento

Para Inari, la línea primordial es la de supervivencias, que permite que el trabajo de “El Alacrán” tenga repercusiones en comunidades indígenas, mediante la distribución de cuadernos con textos en lenguas maternas; los textos e ilustraciones son seleccionadas por Francisco Toledo, quien “enseña” a través de los cuadernos el significado de palabras como xoloescuintle y complementa un dibujo ilustrativo del perro milenario con un poema alusivo.

Los servicios de “El Alacrán y “La Maquinucha” están disponibles al público que requiera revisión de textos, diseño o impresión, y dependiendo de éste dependerá el costo. El más económico se otorga a los trabajos en lenguas indígenas; en el caso de las coediciones, un porcentaje se destina al IAGO y otro al autor del trabajo; y se imprimen también trabajos comerciales cuyos costos varían de acuerdo con la complejidad de elaboración.

Para el año siguiente, trabajarán en la edición de 10 libretas, en coordinación con la Normal Bilingüe, donde los materiales serán elegidos por maestras rurales. Este año, la línea de supervivencias imprimió alrededor de mil ejemplares con 15 diseños distintos.

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