Identidad oaxaqueña llevó a Alan al jazz; ahora es triunfador del Concurso Nacional 2020
Crecer en Valles Centrales le permitió acercarse al saxofón, pero reconoce que hacen falta semilleros de talento; ahora en cuarentena, afirma que la música es una motivación
Aunque Alan Villanueva Díaz, nació en la capital del país, donde vivió sólo un mes, este saxofonista está convencido que “ser oaxaqueño es una bendición”.
El joven de 26 años que habita en los Valles Centrales, sabe que su formación en esta tierra, donde la música se ha convertido en esencia de la identidad de este pueblo, inevitablemente lo hizo un músico sensible, que está conectado con la cultura.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Alan relata que detrás de su último galardón en el Concurso Nacional de Jazz, Saxofón 2020, hay recuerdos de su infancia en el Valle de Etla, donde comenzó su afición por la música. Ahí aprendió mandolina y guitarra.
Más tarde formó parte de la banda infantil Ameyalli, de San Agustín Etla, cuando apenas tenía siete años: “Mi gusto y afinidad por la música se sigue formando día a día. Además de la carrera como instrumentista en jazz, decidí también estudiar filosofía… pero sin duda, la música es mi norte”, afirma.
Sobre su formación como saxofonista recuerda que visualmente siempre se sintió atraído por el instrumento que hoy forma una parte fundamental de su vida: “El saxofón tiene presencia notable y dominante en el jazz, razón que me condujo acercarme a este género”, apunta.
Aunque sus primeros pasos en la música fueron en el género tradicional, la improvisación permitió que se fuera aproximando al jazz, género que le dio el galardón a nivel nacional, con guía del reconocido saxofonista Miguel Samperio.
Ante la falta de escuelas que otorguen formación profesional a los músicos en Oaxaca, a los 18 años Alan decidió partir a la Ciudad de México, donde se inscribió en la Escuela Nacional de Música, en el área de jazz. Decidido a estudiar cada día y a dar un destacado desempeño, el oaxaqueño cosechó en 2018 el primer lugar en el Concurso Panamericano de Saxofón, en el marco del Festival Universitario de Saxofón.
Aunque Alan no ha recibido el apoyo oficial de ninguna dependencia de Cultura, señala que el respaldo a su carrera lo tiene en las instituciones donde se ha formado: “En México sólo tenemos tres universidades públicas que brindan formación profesional musical a los jóvenes, una en Chiapas, otra en la Ciudad de México y en Veracruz”, precisa, y añade que hacen falta apoyos para que los jóvenes generen obras.
“Haya o no haya instituciones, existan o no espacios, los artistas hacen su trabajo. Sin embargo, sí son necesarias áreas para que haya semilleros y tener acercamientos a la música a temprana edad. Espacios que permitan que la gente tenga una formación profesional en ese rubro, no sólo en las ciudades, también en la periferia”, afirma.
Por otro lado, en medio de la pandemia por Covid-19, Alan indica que la música y en general la cultura ha resultado golpeada ante la emergencia sanitaria. Al sector cultural le han tocado recortes, así como el inevitable cierre de espacios de todas las artes, ante el riesgo de propagación del virus.
A ello se suma el hecho de que los músicos y artistas no cuentan con una seguridad laboral en su mayoría para poder subsistir durante la pandemia y la crisis que ésta ha ocasionado. Los músicos, agrega, carecen de trabajos donde haya sueldos fijos y prestaciones, pese a ello, deben cumplir con las medidas que implican el encierro preventivo.
Pese a ello, subraya que, en la cuarentena, sin duda la música es un aliciente que aligera los días sin salir. Para él como músico, es una motivación para continuar creando y generando nuevas propuestas.
Por el momento, Alan se encuentra concluyendo su preparación profesional en el Centro de Estudios de Jazz de la Universidad Veracruzana, donde prepara su concierto de titulación.