Este hombre de 75 años recuerda que en la comunidad, la Navidad siempre se ha celebrado en casa del mayordomo, donde se realiza la celebración conocida como “El Nacimiento”, en la que niños recitan poemas a la figura del niño Dios que es acostado en el pesebre. Luego, el mayordomo ofrece una cena a la gente del pueblo, quienes velan al niño hasta la madrugada, cuando en procesión es regresado al templo.
Aunque este año por la pandemia no habrá ninguna celebración, el sacristán relata que la iglesia sí fue adornada, y recuerda que en estas fechas la comida que se servía era pescado capeado de huevo, llamado forrado, acompañado de lechuga y rábanos, porque señala que lo que se conmemoraba es una vigilia.
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Este joven coincide con el sacristán de San Pedro Ixtlahuca en destacar que la Navidad tiene un carácter colectivo en las comunidades habitadas por pueblos originarios en Oaxaca.
Aunque explica que no hay un platillo navideño en Ayutla, narra que es en Año Nuevo cuando se degusta el platillo denominado Caldo Mixe, elaborado con pollo. “Ahí todas las familias hace lo que le llamamos la costumbre, cuando se hacen los rituales en el cerro para pedir por la salud y la abundancia, y las familias, y autoridades ofrecen un Caldo Mixe”, como ritual de inicio del año entrante” cuenta.
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En la parte norte de Oaxaca, en la región del Alto Papaloapan, que pertenece a la Cuenca del Papalopan, la Navidad se celebra con un plantillo particular: el tepejilote. Se trata de un espiga de palmera que nace en la selva y el monte, y que es recolectada por los pobladores chinantecos de las comunidades que rodean a la ciudad de Tuxtepec.
De acuerdo con el antropólogo Rodolfo Santaella, el nombre de esta planta en náhuatl significa espiga, mientras que en chinanteco se denomina MA li, que quiere decir “flor de cerro”.
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Según el antropólogo, la recolección de esta planta es parte de su esencia ritual, pues los habitantes de las comunidades chinantecas suben al cerro para buscarlos, pues son una comida campesina barata de un sabor amargo que disminuye en función de que tan tierno esté o aumenta si la espiga ya está grande.
“Es de un sabor amargo, pero amargo de ligero, al que se le agarra el gusto como a la cerveza. Así los describimos”, dice.