Oaxaca de Juárez.- Mientras la violencia contra las mujeres se recrudece en el periodo de aislamiento por la pandemia de Covid-19, los espacios destinados a resguardarlas cuando están en riesgo, como el Centro de Justicia para las Mujeres (Cejum), ponen trabas para ponerlas a salvo, convirtiéndolas en víctimas potenciales de feminicidio.

Actualmente, en el estado no existe ninguna institución pública que cuente con un albergue para la atención de mujeres en situación de violencia donde no se les condicione a denunciar para recibir ayuda, acusan organizaciones sociales.

Angélica Ayala, la presidenta del Grupo de Estudios Sobre la Mujer Rosario Castellanos, lamenta que aún en medio de la pandemia, cuando las mujeres acuden a solicitar ayuda, les exijan requisitos como golpes visibles, les pidan pensar en sus hijos y dialogar con su agresor.

“Nos preocupa que soliciten una certificación de lesiones y tengan que recurrir a servicios periciales. Es muy complicado que en tiempos de pandemia sean permanentemente revictimizadas y no puedan recibir atención integral", dice.

Durante el periodo de pandemia, esta organización ha canalizado a tres mujeres a refugios; sin embargo, señala que ante las diversas condiciones y clima hostil, una de ellas abandonó el lugar con sus hijos.

Explica que aunque junto con el municipio han canalizado casos al Cejum, no existieron condiciones para la estancia de una de las víctimas, pues recibió condicionamientos, a pesar de que se completó el trámite, por lo que abandonó el sitio.

De acuerdo con su protocolo de atención, el Cejum cuenta con una estancia transitoria, a la cual son remitidas las mujeres que previamente hayan solicitado una orden de protección; sin embargo, las organizaciones señalan que estos requisitos, así como la exigencia de una denuncia previa, se piden sin importar el riesgo de feminicidio.

GES Mujer asegura que a un gran porcentaje de mujeres que acudieron a pedir ayuda al Cejum se les exigió la existencia de denuncias pero, durante esta pandemia, muchas no pueden presentarlas, pues permanecen en aislamiento con sus agresores.

Ante ello, Ayala Ortiz señala que, aunque los espacios para resguardar a víctimas de violencia que pertenecen al sector público tienen las puertas abiertas, los trámites y las trabas revictimizan y ponen en peligro a las mujeres.

¿Quién las protege?

De acuerdo con la Secretaría de las Mujeres Oaxaqueñas (SMO), desde el inicio de la administración se ha logrado canalizar a un total de 41 mujeres, potenciales víctimas de feminicidio, a refugios en donde se han mantenido a salvo.

No obstante, ante la falta de estos espacios institucionales, existen asociaciones civiles que, mediante recursos federales o con sus propios medios, albergan temporalmente a mujeres con sus hijas e hijos; sin embargo, son insuficientes los recursos para dar atención a todas las que piden ayuda ante la violencia. 

Claudia Hernández Esteva, coordinadora del Centro de Apoyo y Atención a la Mujer Istmeña (CAAMI) Rosario Ibarra, explica que para dar acceso a una mujer a un refugio de una organización, sólo se realiza una entrevista que incluye departamentos como trabajo social, psicología, departamento legal y, en caso de que haya niños, psicología infantil.

“Si la usuaria, a pesar de tener un alto riesgo de violencia, cuenta con redes de apoyo, como familia o amigas, no es necesario el ingreso a un refugio", siempre que no representen un riesgo para la vida de la víctima.

El problema, dice la presidenta de GES Mujer, es que las organizaciones están “muy debilitadas” y “no están en condiciones para dar refugio a más mujeres", agrega.

“Lo que nos mueve es el compromiso y la enorme responsabilidad, pero no estamos en condiciones para dar refugio", agrega, por lo que las organizaciones sociales brindan acompañamiento psicológico y legal a las mujeres que lo solicitan vía telefónica durante el periodo de aislamiento.