Para Fadanelli, Batis fue su tutor intelectual: “Él me lanzó a la literatura en forma, sobre todo celebraba mis provocaciones, porque comprendía que provocar y molestar, si se hace inteligentemente o por lo menos con gracia, tiene sentido estético”, dijo.

Recordó el episodio en que el entonces gobernador de Jalisco, Agustín Yáñez, lo envió con una carta para Alfonso Reyes, éste tomó en sus brazos a Batis y lo introdujo de alguna manera en el medio intelectual mexicano. “Fue marista y luego jesuita y siempre tuvo esa ambigüedad entre lo religioso y lo perverso; de hecho le decíamos ‘Pervertus’ Batis. Esa especie de curiosidad escatológica lo catapultaba hacia terrenos de lo más misterioso y extraño; fue también un maestro de todas las generaciones de escritores”, narró.
Aguilar dijo: “Me dio mucho gusto que le dedicaran esta mesa a Batis, me pone contento que sea Oaxaca el que organiza algo formalmente, ni siquiera su estado que es Jalisco, le ha hecho algo así; como dijera el poeta Cervantes (Francisco), ‘yo nací en Querétaro pero no lo vuelvo a hacer’, entonces seguramente si estuviera Batis hubiera dicho lo mismo, ‘yo nací en Guadalajara pero no lo vuelvo a hacer’, porque siempre tuvo una relación tortuosa con su tierra”.

Según Aguilar, Batis era un “monstruo” de la literatura, e incluso imponía miedo cuando llegaba a las redacciones.
“Hoy las redes sociales hacen difícil rememorar cómo llegaba esa gente a la redacción de Sábado y se convertía en salones tipo siglo XIX, todos hablaban de todo, había una convivencia padrísima… tardes interminables con Huberto”, recordó en el Encuentro de Periodismo Cultural, moderado por Jesús Alejo Santiago.