“Dios aún no nos quería en el cielo”, tras sismo en la Costa
La vivienda de Águeda Colón está ubicada en la agencia El Faisán, localidad perteneciente a Villa de Tututepec, y es una de las 553 casas dañadas en este municipio
“Dios aún no nos quería con él en el cielo”, dice Águeda Colón Carrillo, la mujer de 68 años, quien con sus tres nietas, se salvaron de morir aplastadas por una roca que destruyó su hogar el día del terremoto de magnitud 7.2 en la región de la Costa de Oaxaca.
Su vivienda ubicada en la agencia El Faisán, localidad perteneciente a Villa de Tututepec, es una de las 553 casas dañadas en este municipio.
Desde hace 36 años, la mujer ahora de avanzada edad, llegó a vivir a su casa construida en el cerro, que había resistido a varios fenómenos naturales como el huracán “Paulina” en 1997, pero que en este año quedó destruida por una roca que cayó con el movimiento de la tierra.
En Tututepec, se registraron daños en viviendas, escuelas, templos, negocios, casas de salud y un hospital básico.
“Dios no nos quiso, con Dios no nos vamos a oponer, no nos quería en el cielo todavía”, narra, mientras apresurada lava sus trastes.
La tarde del viernes 16 de febrero, cuando otro sismo golpeó nuevamente al estado de Oaxaca, las nietas de Águeda lograron salir ilesas de la vivienda.
“Estaba viendo la televisión cuando empezó a temblar y nos salimos, cuando íbamos bajando venía la polvareda y fue cuando cayó la piedra, si no se hubiera detenido nos hubiera caído a nosotras, me temblaba el cuerpo”, recuerda Yasli, de 13 años, una de las tres nietas.
La roca quedó incrustada en el hogar de esta familia, que con temor y entre ruinas, hacen lo posible por salir adelante sin la ayuda de ningún gobierno.
“No hay nada de solución, nadie que me dé esperanza”, expresa la abuela de Yasli, quien a más de una semana del desastre natural, está también enfurecida con las autoridades municipales y estatales por no apoyarla.
Ni una despensa ha recibido, denuncia, y desconoce si recibirá algún tipo de ayuda para retirar la piedra y reconstruir su hogar. Ella, con la venta de ropa usada, sobrevive al día.
El sismo de 7.2 provocó que una roca cayera sobre la vivienda de Águeda, pero tanto ella como sus nietas salieron ilesas.
“Vino el presidente municipal, pero nada más me abrazó y me dio 500 pesos, me dijo la voy a ayudar, hasta ahí, pero cuando quieren el voto corren y parece que son la pura verdad”, reclama.
Debido a los daños, doña Águeda se quedó sin un lugar donde dormir, y desde hace más de una semana duerme con su vecina, pero no se acostumbra y extraña tener su propio hogar, por ello, todos los días a las cinco de la mañana regresa a su casa a limpiar y ver la manera de remover los escombros.
“Yo tengo mis nietos y me da miedo que un día caiga la casa”, platica.
La agencia El Faisán está ubicada en el municipio de Tututepec, distante a 352 kilómetros de la capital de Oaxaca, y uno de los 52 municipios registrados con daños por el terremoto de magnitud 7.2.
Su presidente municipal, Javier Juárez Hernández, denunció que a más de una semana no han recibido ningún tipo de ayuda por parte de los gobiernos federal y estatal; tampoco ha llegado el Ejército Mexicano para la aplicación del Plan DN-III.
Águeda se quedó sin un lugar donde dormir, y desde hace más de una semana duerme con su vecina, pero no se acostumbra y extraña tener su propio hogar.
Aquí, se han contabilizado 553 viviendas dañadas, siete escuelas, tres templos, cinco negocios, dos casas de salud y un hospital básico con afectaciones. De igual forma, se reportan siete caminos rurales afectados.
En Villa de Tututepec habitan más de 45 mil habitantes en 55 comunidades, cuatro de ellas las más afectadas, entre las cuales están El Faisán, Acatepec, San José del Progreso y la cabecera municipal.
Tututepec es uno de los 33 municipios que fue declarado en emergencia por la Secretaría de Gobernación la semana pasada, a fin de que con recursos del Fondo para la Atención de Emergencias, las autoridades atiendan a las familias damnificadas por el tercer terremoto ocurrido en Oaxaca en un periodo de cinco meses.