A su corta edad tiene algo muy concreto en su mente: ser una destacada actriz y cantante.
En los últimos tres años, Sótera ha visto transformada su vida, la tranquilidad quedó atrás, ahora tiene que navegar entre aplausos, entrevistas, alfombras rojas, cámaras y una vida cotidiana como estudiante del segundo semestre en el Colegio de Bachilleres del Estado de Oaxaca (Cobao), además de ser una nieta obediente.
Sobre la repentina fama, esta joven zapoteca dice que le cuesta lidiar con ella, pero que en el fondo le gusta mucho ver que el esfuerzo que ha hecho se reconozca, así como ver los logros obtenidos en tres años, partiendo de cero, sin saber nada de actuación, tan sólo pura intuición.
Desde los seis años mostraba indicios de querer ser artista, a los ocho años se encontró con la poeta Natalia Toledo y el lingüista Víctor Cata en el taller de zapoteco El Camino de la Iguana, la gran impresión que se llevó de la escritora la condujo a leer poesía, lo que más tarde desencadenó su amor por las letras y el rap.
Hoy, junto con su amiga Didxazá, busca formar un dueto de raperas, las primeras en Juchitán, por lo que aprovechan esta cuarentena por Covid-19 para trabajar en equipo las letras y ensayar los ritmos. Sótera tiene formación musical desde los seis años, cuando su padre la inscribió a clases de piano en la Casa de la Cultura de Juchitán.
Ella se identifica como una persona con mucha iniciativa, lo que se propone, dice, lo obtiene con trabajo: “Me considero una mujer ganadora y segura de mí. Creo que eso es algo que tenemos las zapotecas, todas, la gran seguridad. Mucha gente ha influido en mi carácter, pero tengo iniciativa y eso me ha llevado hasta aquí”, expresa inspirada.
Todo el revuelo que ha causado su último reconocimiento la emociona hasta las lágrimas, pero también confiesa que le asusta tener tanta responsabilidad a tan corta edad, porque se convierte en un modelo a seguir para muchas niñas y jóvenes, así que sólo se limita a decirles que los sueños se cumplen.
“De repente, me escriben chavitos y chavitas diciendo que me admiran, que quieren ser como yo, eso me encanta, pero sí asusta, porque tengo que ser buen ejemplo. Creo que ahí voy, mostrando que sí podemos llegar lejos, luchando por los sueños”, afirma.
Como anécdota quedó aquella mentira que le dijo a su abuela para poder asistir a escondidas al primer casting que la llevó a incursionar en el cine a los 11 años. Hoy, su abuela aplaude orgullosa los primeros logros de Sótera, ella sólo se sonroja e intenta seguir trazando su futuro en el cine a pasos lentos, sin prisa.