
Entre los proyectos productivos impulsados por Vida Nueva destaca la creación de textiles, que venden directamente en la comunidad. Su trabajo, además de recursos económicos para las 14 mujeres que laboran en la cooperativa, les ha ganado el reconocimiento público en Teotitlán del Valle.
En entrevista con Notimex, Gutiérrez aseveró que su constancia les ha permitido preservar la tradición textil zapoteca y, al mismo tiempo, explorar la creatividad de cada una de las tejedoras de Vida Nueva, conformada por viudas, madres solteras y jefas de familia.
“Ahora somos más independientes en cuanto a decidir los colores y las medidas que queremos usar, así como los dibujos que queremos ponerle a los tapetes. Tenemos la libertad de hacer algo más creativo y poco a poco hemos aprendido también a poner un precio justo a nuestro trabajo”, aseguró.
“Estoy feliz y agradecida de que me hayan invitado a venir a Nueva York para que la gente pueda aprender un poco de nuestra vida, nuestro trabajo y nuestra cultura, y para que podamos mostrar nuestros textiles y productos a más personas”, declaró Gutiérrez.
Gutiérrez participó en la sesión inaugural del ciclo, en una conversación con degustaciones y cocteles elaborados por Yana Volfson, mixóloga de los restaurantes Cosme y Atla; así como en un diálogo con la diseñadora textil Ana Paula Fuentes.
En Zandunga, fundado hace 15 años, trabajan los dos hijos del pintor oaxaqueño Francisco Toledo, un arquitecto y un chef, a fin de promover la tradicional cocina del Istmo de Tehuantepec, compuesta por garnachas, cochito horneado, estofado de boda, molotes de plátano y tamales de elote, entre otros platillos.
“Queremos mostrar nuestra cultura a través de nuestra cocina y posicionar la cocina istmeña y oaxaqueña a la par de cualquier otra del mundo. Eso buscamos: compartir nuestros sabores al mundo porque tenemos una tradición culinaria digna de compartir y promover”, explicó Toledo.
akc