Las regiones celebran a los ausentes
Las tradiciones con las que se recibe a los muertos son especiales en cada rincón de Oaxaca, pero en todos coincide el fervor por su llegada
Las festividades de Día de Muertos tienen un fuerte arraigo en la entidad oaxaqueña y puede constar de hasta nueve días. Flores, veladoras y copal son elementos que se encuentran en casi todas las regiones, pero cada una la completa con su toque particular.
Muerteadas de Valles Centrales
En esta región la celebración de los muertos es considera un atractivo turístico, principalmente en la ciudad de Oaxaca, y muninipios cercanos, como los que conforman el valle de Etla, donde las comparsas y “muerteadas” han cobrado realce a nivel nacional.
Se trata de recorridos que personas disfrazadas de personajes fantásticos como la muerte, la catrina, el diablo, la llorona realizan por las principales calles, cuya ruta termina en el panteón de la comunidad. En la capital, los habitantes acostumbran visitar los panteones más importantes, los cuales se llenan del humo del copal, flores, veladoras y música sacra para ambientar la llegada de los “fieles difuntos”.
Bailes en la Cañada
En Huautla de Jiménez, en la Cañada, las festividades inician el 27 de octubre con la llegada de los Huehuentones: hombres de ropa blanca y máscaras de anciano, quienes acuden al panteón a solicitar el permiso a las ánimas para iniciar la celebración que dura seis días.
Los Huehuetones van danzando alegremente de casa en casa al ritmo del tambor y la guitarra, la danza se acompaña de cantos en mazateco; de acuerdo con los habitantes, este ritual representa la alegría de las ánimas por ser tan bien recibidas por los vivos. La ofrenda se caracteriza por tener platillos como el atole agrio, tamales de tesmoles y de frijol acompañados de mole.
Mixes, comida para las almas
Habitantes de San Pedro y San Pablo Ayutla, en la zona Mixe, viven la celebración entre la espesa niebla y los bosques que rodean la zona. En es común que en las ofrendas destaquen las flores de cempasúchil y mano de león, veladoras, copal, naranjas, manzanas y guayabas, sin faltar los cigarros y tabaco de hoja. Las mujeres mixes destacan en la celebración, ya que son las madres y las abuelas quienes preparan el maíz para elaborar los tradicionales tamales con el mismo amor que lo harían para sus familiares si estuvieran con vida.
Los diablos de la Costa
Fiel a su espíritu alegre, en la Costa oaxaqueña la celebración de Día de Muertos es aún más colorida que en otras regiones; ahí la comunidad afro —asentada en la colindancia con Guerrero— lucha por conservar el misticismo de la celebración, principalmente con la Danza de los Diablos, personajes que bailando recorren calles e iglesias durante el día y por las noches, lo hacen en el camposanto.
En Santa María Huazolotitlán se les reconoce el esfuerzo y los premian con bebidas e incluso dinero, lo que les permite mantener sus instrumentos tradicionales: la arcuza, la charrasca y la armónica, utilizados para el baile de El Pancho y La Minga, principales personajes en la danza.
Istmo: nueve días de rezos
En la región del Istmo de Tehuantepec, particularmente en Juchitán, no se acostumbra visitar los panteones, son las casas las que se preparan con devoción para recibir a las ánimas. Este ritual prehispánico es nombrado por la comunidad zapoteca como “Xandú” —traducido al español como Santo—. Inicia nueve días antes de la llegada de las ánimas y las mujeres realizan los rezos por las noches, a fin de prepararles el camino. El novenario se realiza previo al 30 de octubre, que es cuando se recibe a las almas grandes, y al día siguiente a las pequeñas. El ritual es denominada “Xandu ya´a”, en el primer año de fallecimiento; para el segundo año se denomina “Xandu Gui´ropa”.
Mixteca recibe con campanas
En las iglesias de la región, el 31 de octubre al medio día, suenan las campanas para dar la bienvenida a las almas. El repique permanece durante gran parte del día para anunciar la llegada de los difuntos. Previo a los días “santos” se coloca la ofrenda con la fruta de temporada. No faltan las cañas, mandarinas y el dulce de calabaza. Los alimentos que se eligen dependerán de lo que en vida le gustaba a los difuntos; no obstante, el platillo especial es un mole dulce especial para esta temporada.
La música viste la Cuenca
En la ofrenda que se coloca en los hogares hay cañas, palmas y matas de plátano originarias de la región.
Es común que los cementerios cuenten con la presencia de tríos, mariachis y marimbas, por su cercanía a Veracruz, que amenizan la convivencia, así transcurre el día en el que la tristeza y melancolía, se unen a las risas que generan las anécdotas que se cuentan de las personas fallecidas, también se realizan un baile popular para celebrar la visita y el regreso de las almas.