Tamales de chapulines y chocolate oaxaqueño: innovación como esperanza ante la crisis

Los días han dejado una carga muy pesada para Daniel Hernández, frente al recuerdo de los miles de tamales que llegó a vender apenas hace un año por el Día de la Candelaria. 

Para entonces, la empresa que bautizó como La Tamalería había elaborado 5 mil piezas de su producto, que destinó tanto para los clientes que llegaban a visitarlo a su  negocio, al sur de Santa María Ixcotel, en el municipio de Santa Lucía del Camino, como también para surtir a hoteles en diversos puntos de la ciudad de Oaxaca. 

Antes de la pandemia, Daniel contaba con seis importantes hoteles de la capital que  eran sus principales compradores. Por entonces, con días de anticipación ya le hacían el apartado de un buen número del milenario alimento para ofrendar el 2 de febrero.

Este año, la realidad es distinta. Desde este sábado empezó a preparar sólo 2 mil 500 tamales. Y de esos seis hoteles que antes eran sus clientes mayoritarios, ahora sólo uno le pidió 50 piezas. 

Foto: Edwin Hernández

“Esto da una referencia del alcance de  la crisis que se desencadenó y el impacto que ha tenido; antes de la amenaza del coronavirus, este mismo hotel nos había encargado 500 piezas”, detalla en entrevista con EL UNIVERSAL. 

Daniel reconoce  que La Tamalería ha tenido sus altibajos, “primero por el miedo, y después porque no hay dinero”; sin embargo nunca pensaron enfrentarse a algo así. 

Destaca que su principal cartera de clientes, los hoteles, se vio debilitada ante las restricciones sanitarias que afectaron al turismo, y por tanto el nivel de inversión en productos como lo suyos. Los protocolos, por ejemplo, señalan que durante la fase naranja del semáforo epidemiológico del gobierno federal, los hoteles pueden operar, pero sólo al 20% de su capacidad, mientras que los restaurantes sólo al 40%.  

Con todas esas limitantes, el golpe económico se amplificó e incluso el gobierno estatal ha reconocido que el flujo de visitantes se ha visto muy afectado. 

Y lo mismo sucedió con sus proveedores, tanto de  totomoxtle como de otros ingredientes, quienes en principio se dieron libertad de encarecer los insumos. Hoy, ante la poca demanda, nadie se ha atrevido a hacerlo, señala.

En 20 años que lleva en su negocio, Daniel no recuerda un escenario como el que ahora ha tenido que afrontar por la pandemia de Covid-19. Algo similar, dice, fue la crisis social que vivió el estado en 2006, con la diferencia del tiempo que aquel evento duró, y el nivel de miedo e incertidumbre que generó, no se compara con lo que se vive actualmente. 

Foto: Edwin Hernández

Con un respiro profundo, Daniel sostiene la esperanza es que este 2 de febrero podrá tener una buena ganancia de la venta de tamales, y con ello estabilizar su negocio, pues ahora apostará todo a la venta local.

“Lo que nos ha servido es tener innovación, desde ofrecer servicio a domicilio hasta nuestra línea de tamales gourmet cada semana. Nuestra expectativa para este Día de la Candelaria va a ser apostar todo por nuestros clientes locales, porque el sector hotelero con el que trabajamos, salió muy afectado”, reconoce. 

Daniel confía en que tanto sus tamales tradicionales como sus especialidades de la casa: cajeta, chocolate oaxaqueño, camarones al chipotle y chapulines, que han sido “el anzuelo”  para ganarse a sus clientes, compensarán el daño que la pandemia trajo a su empresa.