Activismo trans/muxe, una forma de abrir camino ante discriminación que aún existe en Istmo de Oaxaca

Dayana es una joven estilista que, dice, podría hablar sin parar de cómo lo ha vencido desde el activismo a favor de la defensa de los derechos humanos de la comunidad muxe’/trans en una población que no supera los 5 mil habitantes

Activismo trans/muxe, una forma de abrir camino ante discriminación que aún existe en Istmo de Oaxaca
Foto: Roselia Chaca. EL UNIVERSAL
Sociedad 16/10/2021 10:42 Roselia Chaca Actualizada 10:42

Juchitán de Zaragoza.— De discriminación, Dayana podría llenar un cuaderno describiendo los actos ofensivos que ha sufrido en sus 27 años de vida, pero igual podría hablar sin parar de cómo lo ha vencido desde el activismo a favor de la defensa de los derechos humanos de la comunidad muxe’/trans en una población del Istmo de Tehuantepec que no supera los 5 mil habitantes.

Dayana Gallegos Castillo es una joven estilista que se considera muxe’ gunna (muxe’ que se viste con la ropa tradicional de la mujer istmeña) de la población de Santiago Niltepec, ubicada al oriente del Istmo, en donde fue nombrada como la primera muxe’ que fue directora de diversidad sexual dentro del ayuntamiento municipal en 2017.

El espacio público en el  que consideró sería respetada, fue donde sufrió su primera discriminación laboral; la secretaria de la presidenta municipal remitía todos los documentos oficiales con su nombre oficial de hombre y nunca de mujer, lo que le trajo conflictos, por lo que se decidió por el  cambio de género ante el INE y el Registro Civil.

“Recuerdo que además de esta situación en el trabajo, me enfrentaba al acoso en el espacio de esparcimiento. Mientras pertenecía a un equipo de voleibol femenil, el equipo contrario me recriminaba ser biológicamente un hombre.

“Un día una de las señoras me dijo: ‘El día que en tu INE diga que eres mujer, entonces te respeto’. Eso terminó por convencerme de hacer el cambio. Ya como Dayana de manera oficial, la discriminación no paró, pero ya no lo permití, disminuyó cuando el pueblo vio que mi activismo está enfocado en tener una comunidad más igualitaria”, dice. 

Al ser Niltepec, una comunidad donde todos se conocen, no han faltado las personas que soliciten a Dayana ser madrina de bautizo de sus hijos, pero de esta  celebración religiosa católica no se  le permite participar ni a ella ni a ningún muxe’, trans o lesbiana del pueblo.

El sacerdote de la iglesia prohibió a los integrantes de la comunidad de la diversidad sexual tener un papel importante en las celebraciones litúrgicas.

“Los muxes y  las lesbianas no pueden participar en la Iglesia, no pueden asumir ningún cargo en celebraciones patronales, ni en rituales.

“Estamos vetados por el sacerdote homofóbico, ni siquiera podemos ir a misa porque nos van a atacar. Yo puedo ser madrina de bautizo en otros pueblos cercanos a Niltepec, así que puedo decir que en mi pueblo sufrimos de discriminación religiosa”, explica.

Pero Dayana no es la única que ha sufrido discriminación religiosa, pues de acuerdo al primer estudio realizado en el 2020 por Mexfam desde el  proyecto Transformándome, donde fueron  encuestadas 128 personas muxe/trans que viven en siete municipios en el Istmo de Tehuantepec, 50%  fueron  rechazadas  o las excluyeron de actividades sociales como fiestas patronales del pueblo.

El mito de que los muxes y trans viven en un paraíso en Juchitán o en cualquier otro pueblo del Istmo de Tehuantepec se viene desmoronando a través de  voces como la de Dayana, que desnudan la discriminación que sufren desde la niñez y en todos los espacios: la casa, la escuela, la iglesia y los lugares públicos.

La idealización que se difundió durante años en el mundo a través de diversos medios como la televisión, revistas, documentales y  cine, pero  a partir  de la visualización de la parte festiva de la comunidad muxe’  es contrastada por primera vez con estadísticas que exponen  una realidad  que siempre ha existido: una con  discriminación y  violencia.

Los números son alarmantes, pero dan luz tanto a organizaciones, activistas e instancias gubernamentales sobre la línea que deben de seguir para crear verdaderas políticas públicas que favorezcan la no discriminación, y por consiguiente no se violenten los derechos humanos y no se  agudice más  la desigualdad social.

El estudio donde participó  Dayana arrojó que de los principales problemas que enfrentan las personas trans/muxes en la región del Istmo de Tehuantepec están: la discriminación en los servicios de salud (46%) y situaciones de violencia por prejuicios (40.5%).

También discriminación en la escuela (40.5%), dificultad para expresar plena y libremente su orientación sexual o identidad de género (35%), y por ejemplo: por temor, seis de cada 10 participantes han evitado mostrar afecto a su pareja en público (58%).

Sobre la discriminación social, institucional, religiosa y cultural, 43% de los encuestados  expresó que algunas veces las personas muxe/trans han sido rechazadas o excluidas de actividades sociales, por ejemplo, en fiestas patronales, en baños, en centros de convivencia o salones de fiesta.

Mientras que 39% de los líderes seculares expresaron que, algunas veces, han observado que a las personas las han hecho sentir incómodas al usar baños públicos de ciertos lugares, además de burlas  en espacios públicos.

“Estas estadísticas son las primeras que se tienen, no es toda la comunidad, pero da un panorama de las altas tasas de discriminación. Con  estas cifras yo puedo decir que aquí no hay ningún paraíso y también puedo exigir la atención del Estado”, argumentó.

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