Dayana Gallegos Castillo es una joven estilista que se considera muxe’ gunna (muxe’ que se viste con la ropa tradicional de la mujer istmeña) de la población de Santiago Niltepec, ubicada al oriente del Istmo, en donde fue nombrada como la primera muxe’ que fue directora de diversidad sexual dentro del ayuntamiento municipal en 2017.
“Recuerdo que además de esta situación en el trabajo, me enfrentaba al acoso en el espacio de esparcimiento. Mientras pertenecía a un equipo de voleibol femenil, el equipo contrario me recriminaba ser biológicamente un hombre.
Al ser Niltepec, una comunidad donde todos se conocen, no han faltado las personas que soliciten a Dayana ser madrina de bautizo de sus hijos, pero de esta celebración religiosa católica no se le permite participar ni a ella ni a ningún muxe’, trans o lesbiana del pueblo.
El sacerdote de la iglesia prohibió a los integrantes de la comunidad de la diversidad sexual tener un papel importante en las celebraciones litúrgicas.
“Los muxes y las lesbianas no pueden participar en la Iglesia, no pueden asumir ningún cargo en celebraciones patronales, ni en rituales.
“Estamos vetados por el sacerdote homofóbico, ni siquiera podemos ir a misa porque nos van a atacar. Yo puedo ser madrina de bautizo en otros pueblos cercanos a Niltepec, así que puedo decir que en mi pueblo sufrimos de discriminación religiosa”, explica.
La idealización que se difundió durante años en el mundo a través de diversos medios como la televisión, revistas, documentales y cine, pero a partir de la visualización de la parte festiva de la comunidad muxe’ es contrastada por primera vez con estadísticas que exponen una realidad que siempre ha existido: una con discriminación y violencia.
Los números son alarmantes, pero dan luz tanto a organizaciones, activistas e instancias gubernamentales sobre la línea que deben de seguir para crear verdaderas políticas públicas que favorezcan la no discriminación, y por consiguiente no se violenten los derechos humanos y no se agudice más la desigualdad social.
El estudio donde participó Dayana arrojó que de los principales problemas que enfrentan las personas trans/muxes en la región del Istmo de Tehuantepec están: la discriminación en los servicios de salud (46%) y situaciones de violencia por prejuicios (40.5%).
Sobre la discriminación social, institucional, religiosa y cultural, 43% de los encuestados expresó que algunas veces las personas muxe/trans han sido rechazadas o excluidas de actividades sociales, por ejemplo, en fiestas patronales, en baños, en centros de convivencia o salones de fiesta.
Mientras que 39% de los líderes seculares expresaron que, algunas veces, han observado que a las personas las han hecho sentir incómodas al usar baños públicos de ciertos lugares, además de burlas en espacios públicos.
“Estas estadísticas son las primeras que se tienen, no es toda la comunidad, pero da un panorama de las altas tasas de discriminación. Con estas cifras yo puedo decir que aquí no hay ningún paraíso y también puedo exigir la atención del Estado”, argumentó.