Alimentos y agua potable, retos en Oaxaca ante llegada de más de 2 mil extranjeros al día
A dos semanas de su instalación, los Centros de Movilidad Migratoria lucen completamente repletos; comida es donada por pobladores, pero es insuficiente; autoridades advierten que liquido no alcanza
San Sebastián Tutla.– La enorme lona que hace dos semanas se colocó en el centro de un predio vacío en el que se instaló un Centro de Movilidad Migrante en esta municipio conurbado a la ciudad de Oaxaca ya es insuficiente para cubrir a los miles de extranjeros que buscan resguardarse de un sol inclemente, por lo que junto a ella se han comenzado a improvisar pequeñas carpas con las que se busca garantizar algo de sombra.
A diferencia del primer día, cuando los migrantes apenas comenzaban a llegar a este espacio, ahora el predio luce repleto así que los extranjeros saben que no hay forma que quedarse por más tiempo y que sólo cuentan con un máximo de seis horas para descansar y poder continuar con su viaje hacia Estados Unidos. Esa es específicamente la función de este centro, agilizar su tránsito y lograr que permanezcan el menor tiempo posible en territorio oaxaqueño.
Según testimonios recabados por EL UNIVERSAL, los migrantes coinciden en que pese a que hay un tiempo máximo de estancia, no se les exige que abandonen el centro y pueden descansar hasta que decidan continuar con su camino, pues no tienen intención de quedarse, sino de apresurar su llegada a Estados Unidos.
De acuerdo con la Secretaría de Gobierno (Sego), que reconoce un incremento del fenómeno de migración masiva, diariamente llegan a este centro de movilidad un promedio de entre mil 500 y dos mil 200 personas desde Juchitán de Zaragoza, ubicado en la región del Istmo de Tehuantepec, donde los gobiernos federal y estatal instalaron un espacio similar. La cifra récord alcanzada en un día fue de 2 mil 500 personas migrantes, la mayoría de ellas, originarias de Venezuela.
Su aspecto, a diferencia del primer día, también ha cambiado. Ahora, afuera y en el interior hay puestos que venden comida, funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM) hacen el registro de las personas que llegan. Están también funcionarios de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) del gobierno federal, para verificar que los autobuses cuentan con los permisos para ofrecer el servicio de transporte de pasajeros. Son medidas necesarias, pues fue de este centro de donde partió el autobús que hace exactamente una semana volcó y causó la muerte de 16 migrantes.
Por ahora, sólo las ADO, FYPSA y una de autobuses turísticos pueden ofrecer boletos: 556 pesos por persona en el ADO y 500 pesos en las otras dos líneas.
Falta agua
Brindar la atención necesaria ante la llegada masiva de personas en tránsito se ha convertido en un reto que exige un esfuerzo presupuestal y de recursos humanos enorme, reconoce el gobierno de Oaxaca. Pues en el centro de movilidad los migrantes tienen acceso a baños públicos y atención médica; también hay especialistas en psicología, y personal del Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante (IOAM).
Sin embargo, la necesidad de brindar alimentación y agua potable a más de dos mil personas al día es ahora la preocupación. Édgar Gandarillas, director de Gestión de la Secretaría de Gobierno, estatal, dependencia a cargo de la operación de estos espacios reconoce que en un primer momento no se consideró brindar alimentos a los viajares, pues el objetivo no es dar refugio, sino agilizar el flujo migratorio, así que ha sido la sociedad civil la que ha asumido esta responsabilidad.
De acuerdo con el funcionario la comida que se les ofrece a algunos, porque no hay forma de que alcance para todos, proviene de agrupaciones religiosas y de pobladores de algunos municipios como Tlalixtac de Cabrera, Santa María El Tule y de Huayápam. A cambio, el gobierno oaxaqueño apoya con el traslado de los alimentos hasta el centro de movilidad. La prioridad son las mujeres y los niños, así que en su mayoría son los varones los que no alcanzan a saciar su hambre.
“Van a llegar y a encontrar sanitarios, apoyo para que carguen sus celulares, un plato de comida caliente, que si bien no es ofrecido por el gobierno del estado, estamos trabajando con diferentes instituciones de la sociedad civil, con algunos vecinos de las poblaciones cercanas y con algunas dependencias que se están organizando para traerle de comer a los hermanos migrantes”, dice.
“Esto no es un albergue, es un centro de movilidad. No se había considerado la necesidad de darles de comer, pero se está trabajando con gente de la sociedad civil, pobladores y asociaciones religiosas, que son las que les han traído alimentos”, agrega.
Sobre el agua potable, cuyo acceso fue la principal preocupación expresada por Isabel Velasco Luna, representante de la Unicef en la frontera sur de México en su reciente visita para supervisar las condiciones en las que se recibe a los migrantes, el director de Gestión de la Sego reconoce hay preocupación porque hasta ahora han sido insuficientes los entre 30 y 40 garrafones de 19 litros de agua potable que compra al día el gobierno de Oaxaca, pero que no alcanzan para saciar la sede todos.
“La preocupación es el agua potable. Se están proporcionando alrededor de 40 garrafones diarios, pero son insuficientes para le número de personas que están transitando todos los días”, afirma.
Ante ello, el funcionario explica que se trabaja en un programa entre la Unicef y el gobierno estatal para implementar en el centro de movilidad un sistema de agua potable.
Pese a que no es el objetivo del lugar, y a que las personas migrantes permanecen entre tres y seis horas en lo que esperan para abordar el autobús a la Ciudad de México. Algunos se quedan más tiempo debido a que no cuentan con los recursos económicos para comprar sus boletos. Ante ello la Sego ha recurrido a contratar a al menos 15 personas migrantes para limpiar las calles a cambio de un pago que va de los 100 a 200 pesos diarios.
Esta medida también se tomó porque no hay manos que alcancen, por lo que el gobierno estatal también ha optado por pedir a funcionarios de diferentes dependencias que acudan a brindar a apoyar en la operación del centro. Y sobre todo para garantizar a los vecinos del predio que se mantendrá la limpieza y así no desatar su molestia.
Lo anterior porque el flujo de personas migrantes ya ha causado molestia en algunos de los vecinos que viven en los alrededores, quienes han incurrido en actos xenófobas y discriminatorias, pero es un “número reducido” de vecinos, según Edgar Gandarillas, director de Gestión de la Secretaría de Gobierno (Sego) del Gobierno de Oaxaca.
“Como todo programa que se implementa para solucionar una crisis, muchas veces hay actos de molestia. Es un número reducido de vecinos inconformes, pero se ha tratado de dialogar con ellos para evitar actos de discriminación o de abuso. Hemos tenido muy pocos y hemos tratado de hablar con la gente. Además todos los días le pedimos a gente que llega que no tiren basura en las calles, que no hagan del baño en las calles, porque aquí tienen todos los servicios”.
El funcionario reitera que el centro tiene el objetivo de dar a las personas migrantes la certeza de que su travesía por Oaxaca será segura, una garantía necesaria, sobre todo si se toma en cuenta que al menos 50 de ellos han muerto en territorio estatal sólo este año en su afán de cruzar el suelo oaxaqueño.