Ante violencia en México, el peligro es acostumbrarse a que silencien a periodistas: Roberto Herrsher
Entrevistado por EL UNIVERSAL, el argentino considerado referente del Nuevo Periodismo cuenta desde Oaxaca que el peligro de la violencia contra la prensa en México es que, un día, los periodistas sean algo que deje de importarle a la sociedad y pierda la consciencia de lo que se trata el buen periodismo
![](https://oaxaca.eluniversal.com.mx/sites/default/files/styles/detalle_nota_1080x666_v22/public/2023/12/29/roberto-herrsher.jpg?itok=I01_2E6a)
Oaxaca de Juárez.- La primera vez que Robert Herrscher hizo periodismo de no ficción volvía de la guerra de Las Malvinas en Argentina y tenía que escribir porque llevaba atragantado lo que había visto.
— Me hice periodista por la guerra, confiesa.
Es temprano en la ciudad de Oaxaca. Bebe café y come chapulines con guacamole. Una noche anterior estuvo en San Agustin Etla asombrado por la historia de un edificio antiguo que le dijeron levanto con sus manos el mítico Francisco Toledo. Roberto Herrscher antes que un misionero, es un buscador de los mitos del corazón humano, pero antes que un predicador solitario es alguien que guarda objetos en la memoria.
Aprendió que el periodismo es una manera de entender el mundo, en la que no debería haber espacio para las malas personas, porque eso hace miserable al “mejor oficio del mundo”.
Referente del Nuevo Periodismo Latinoamericano de la Fundación Gabriel García Márquez, habla con EL UNIVERSAL sobre su visión del mundo donde a través de los relatos se construyen las ideas y confiesa que a veces el mal periodismo mexicano “no es más que un océano de extensión y un centímetro de profundidad”.
Roberto Herrscher dice que se hizo periodista por la guerra, es cierto, pero también para no volver a romperse después de ver a británicos y argentinos escupir bombas que mataban a sus amigos cuando apenas él tenía 19 años.
Cree que el periodismo mexicano padece un mal que azota también a Chile, el país donde vive desde hace varios años, y donde es profesor universitario: el mal del periodismo que cree que, lo moderno el oficio, se trata de un instante para generar el rating que ya no se le exige a las televisiones.
“El periodismo de datos es necesario, pero estoy en contra de esos que minimizan la belleza de un texto, que creen que no es necesario, porque enseñan solamente el periodismo de datos como si sólo lo suyo es lo más importante, pero el periodismo de datos puede aprenderse, el talento es algo que viene contigo desde el nacimiento”, definitivamente predica.
Cree que es necesario hablar del sufrimiento de las víctimas sobre todo en un país como México, donde los datos muestran los crímenes de los victimarios, pero la prensa históricamente se ha negado a darles rostro a los que siempre debieron ser los protagonistas.
“Sin datos mi crónica es imaginación, pero sin la belleza puede ser un texto sobre pobreza escrita por ricos para que nadie entienda que es vivir al límite, el periodista tiene que hablar sobre la humillación y es algo que no te dan los datos, escribir sobre el narco o el feminicidio son cosas que no se entienden con números, es necesario humanizar para entender”. Sus palabras parece que quieren romper el paradigma con el que se hizo la vieja escuela mexicana de la prensa.
Roberto Herrscher considera que es la agenda política y cómo se le aborda la que ha impedido que a las personas les importe nuestro oficio.
“El dato relevante requiere conocimiento, repetir los datos que te da el poder es fácil, llenar los diarios de ruedas de prensa es fácil, poner como importante lo que dice el ministro o el empresario es el gran engaño, por eso la sociedad ha juzgado nuestra profesión como un oficio de serviles, la gente sabe que por décadas el mal periodismo no ha querido hacerle al poder las preguntas que no quiere que se le hagan”.
Sus palabras, además de su postura lo definen, ha llevado este discurso como una forma de vida a la Universidad de Columbia y durante su posgrado del Instituto para el Desarrollo de Periodismo Internacional de Berlín (IIJB), luego de abandonar Argentina por la vieja dictadura y vivir en Barcelona muchos años.
No acostumbrarse al silencio
“Debemos a aspirar a que la sociedad deje de vernos como viles e intrascendentes. Mi miedo mayor es que tengan razón, porque nos hemos dedicados a contar estupideces y a dar noticias en lugar de descubrir al poder”. Robert Herrscher habla con la voz de quien nunca ha dejado de ser un combatiente, es la misma de alguien que nació en la dictadura en un país controlado por militares, en una democracia vigilada, un país que él considera a través de golpes de Estado quiso cambiarlo todo y acabó desapareciendo familias.
“El peligro que yo veo es que los periodistas de México después de tanta violencia pierdan las ganas, quizá algo peor que pierdan la consciencia, que abandonen los faros y aspiren únicamente al periodismo de las mentiras e irrelevancias de las redes sociales, que nos acostumbremos a que a los colegas los maten y los silencien”, dice Herrsher, un maestro que mira el mundo como lo miran pocos, que reconoce que a los que han vivido una guerra, la violencia los convierte en familia y quien confiesa que él decidió empezar escribiendo sobre un oficial que mató a sus compañeros de barco en el Atlántico sur, un marino que enviaba cartas que la familia recibió cuando había muerto.
“Si uno se deja de llevar por los likes va encontrar que la mayoría de esos periodistas son vendidos o ignorantes, en el mar de internet eso es lo que abunda, pero también si uno busca bien siempre puede encontrar al que verdaderamente sabe, esa es la dualidad, por eso el periodismo de ahora exige la especialización y la calidad”, afirma.
Ayudar a torturadores
Robert Herrscher lamenta que en México exista tanta indiferencia de los reporteros sobre lo que le pasa a otros reporteros. Cree que es posible que la violencia en México haya deshumanizado el oficio, puntualiza alarmado que Reportero sin Fronteras ubique a México por detrás Afganistán o Siria , que son países con guerra civil declarada, como un lugar con más asesinatos y desde otros países pareciera que es algo permitido
“La prensa tiene mala prensa y siempre los distintos poderes han atacado al periodismo y a veces con razones, no sé si con razón, pero la función del periodista es tan grande al mismo tiempo que imposible, que es tan fácil de atacarlo poniendo énfasis en los malos periodistas, que esta llenó”, para él el fenómeno de los periodistas que se unieron al poder en tiempos de narcotráfico o corrupción en México se parece a lo que pasó en Argentina y se descubrió en los juicios sumarios a los militares.
Cuenta que los médicos ayudaban a los torturadores reviviendo a las personas para seguir torturándolas, retrasándoles la muerte a cambio de dinero. Para él este es el mejor símil del periodista vendido que se niega a contar la guerra, el periodista que se niega a contar la verdad, y sólo dice lo que le pagan los corruptos para mentir y creen que su papel es el de la cercanía con el poder.
“Para entender la violencia de México o de América el periodista no puede permitirse la superficialidad, no existe el periodismo duro o el periodismo blando, existe el buen o mal periodismo, existe el periodismo con una marcada tendencia de sumisión al poder y el periodismo al que le importa la vida humana, el que se niega a creer que ellos ganan, llámense empresarios, políticos, gobiernos, el que se niega a rendirse frente al miedo y la autocensura”.
Periodistas bajo ataque
A lo largo de 2023, siete periodistas fueron asesinados en el país, tres de ellos en Guerrero, donde también se reportaron casos de privación ilegal de la liber tad y ataques con arma de fuego contra reporteros que realizaban su trabajo.
11 mayo. Gerardo Torres Rentería, excamarógrafo de Telemundo, fue asesinado en Acapulco, Guerrero.
23 mayo. Marco Aurelio Ramírez, periodista y exfuncionario, fue atacado en Tehuacán, Puebla.
2 junio. Pablo Salgado, locutor de radio, fue baleado cuando conducía su auto en Iguala, Guerrero.
8 julio. Luis Martín Sánchez fue privado de la libertad y encontrado sin vida en Tepic, Nayarit.
15 julio. Nelson Matus, director del portal Lo Real Guerrero, fue asesinado en Acapulco, Guerrero.
25 septiembre. Jesús Gutiérrez Vergara, murió en un ataque a policías en San Luis Río Colorado, Sonora.
16 noviembre. Ismael Villagómez Tapia, fotoperiodista, fue asesinado en Ciudad Juárez, Chihuahua.
19 noviembre. Tres periodistas de Taxco, Guerrero, fueron levantados por hombres armados.
28 noviembre. Cuatro reporteros fueron baleados durante una cobertura en Chilpancingo, Guerrero.