Autoridades agrarias de cuatro comunidades de la región Valles Centrales de Oaxaca informaron que la Cordillera Norte enfrenta plagas en el bosque, incendios forestales, cacería clandestina, y el crecimiento urbano que implica la deforestación por cambio de uso de suelo y la consecuente pérdida de biodiversidad, agua y suelos.
A esto se suma la generación de basura por nuevos asentamientos y pueden generar desde contaminación de suelos, visual y cuerpos de agua hasta riesgos de incendios y la extracción de leña, tierra, plantas, animales sin autorización.
Lo anterior, durante una reunión de autoridades agrarias de Bienes Comunales de San Pablo Etla y San Andrés Huayapam, y los Comisariados de Donají y de Tlalixtac de Cabrera, quienes son 4 de las 5 comunidades cuyo territorio alberga parte del Parque Nacional Benito Juárez y que se encuentra dentro de la Cordillera Norte.
En la reunión también estuvieron presentes funcionarios de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas e integrantes de la organización civil Foro Oaxaqueño del Agua.
Ahí, también se urgió a preservar los ecosistemas del parque por su belleza natural, su valor biocultural y los servicios ambientales que brindan a los Valles Centrales.
“Es prioritario proteger las diferentes especies de fauna y flora y es especialmente crítico preservar las cañadas, manantiales, arroyos y ríos de las comunidades que son parte del parque debido a la importancia que tienen en términos del abasto de agua para las propias comunidades y la zona metropolitana de Oaxaca”.
Las autoridades agrarias advirtieron que si no se toman medidas urgentes y decididas, la zona conurbada de Oaxaca y su entorno estarán pronto al borde del colapso: “padecerán más sed, experimentarán una severa contaminación, el clima se hará extremoso y deberán traerse productos silvícolas y agropecuarios de lugares cada vez más lejanos”.
El objetivo de la reunión fue para dialogar entorno a la importancia que tiene el parque en el marco del trabajo que las propias comunidades han realizado para conservar el territorio, ya que son ellas quienes conocen desde la antigüedad la importancia de su monte y lo han protegido con las normas tradicionales y más recientemente con instrumentos como los ordenamientos territoriales o las áreas destinadas voluntariamente a la conservación.
El Parque Nacional Benito Juárez se estableció mediante decreto presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación el 30 de diciembre de 1937, y está ubicado en terrenos forestales inmediatos a la Ciudad de Oaxaca, en los municipios de Oaxaca de Juárez (San Felipe del Agua y Donaji), San Andrés Huayapam, San Pablo Etla y Tlalixtac de Cabrera, con superficie de 2 mil 591 hectáreas que resguardan ecosistemas de bosque tropical caducifolio, bosque de encino, pino-encino, pino y bosque de galería que son el hábitat de más de 400 especies de flora y fauna, y aportan servicios ambientales como agua y la estabilidad climática.
El parque es parte de la Cordillera Norte de los Valles Centrales, estribación de la Sierra Juárez, una de las regiones prioritarias de conservación de México, y el último gran macizo forestal de la región, que comprende al menos 50 mil hectáreas en 10 municipios y tiene una gran importancia por su patrimonio biocultural, su papel clave en el abasto de agua y la regulación climática, así como su potencial productivo, educativo, cultural y turístico.
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También se propuso, en la reunión, constituir el Consejo Asesor del Parque Nacional, en la que se propuso que la presidencia ejecutiva estuviera presidida por el Comisariado Ejidal de Donají y que la instalación de dicho Consejo fuera en el mes de enero.
Finalmente se hizo énfasis en la necesidad de fortalecer las políticas públicas y las acciones coordinadas entre el gobierno federal y estatal con el propósito de integrar proyectos y acciones a favor de la preservación del Parque Nacional.
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