Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados se convirtió en un embudo para contener la migración

De las más de 30 mil solicitudes que se recibieron en el primer cuatrimestre del 2024, sólo se resolvieron favorablemente 8 mil; se convirtió en otro instrumento de contención: PSF

Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados se convirtió en un embudo para contener la migración
Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados se convirtió en un embudo para contener la migración. Foto: Edwin Hernández
Sociedad 16/05/2024 15:25 Alberto López Actualizada 15:25

Juchitán.– En el primer cuatrimestre de este año, la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados (Comar) recibió en sus nueve delegaciones distribuidas en el país un total de 30 mil 230 solicitudes de visa humanitaria por parte de migrantes de una decena de países; sin embargo, esa dependencia no se da abasto para atender las necesidades de los extranjeros.

“Actualmente la Comar, que surgió en 1980, está convertida en un instrumento para contener la migración, es como un embudo para los migrantes porque no resuelve con prontitud las peticiones de visas humanitarias, bajo el argumento de que carece de recursos económicos”, cuestionó el coordinador de Pueblos Sin Frontera, Irineo Mujica.

De acuerdo con el cierre de la estadística del mes de abril, publicada por la Comar el pasado 3 de mayo, de las 30 mil 230 solicitudes acumuladas en el primer cuatrimestre de este año, sólo se resolvieron positivamente 8 mil peticiones en sus nueve delegaciones establecidas en el país, a favor de migrantes de Honduras, Cuba, Guatemala, Haití y El Salvador.                 

               

La delegación que la Comar tiene en Tapachula, Chiapas, es la que concentra el mayor número de solicitantes de la condición de refugiados con 19 mil 272 peticiones, cifra que es poco más de la mitad de las solicitudes acumuladas de enero al mes de abril de este año. En esa ciudad de la frontera sur, diariamente llegan miles de migrantes en su ruta hacia el territorio estadounidense.

Según las estadísticas de la Comar, en lo que llama Top 10 de solicitantes de refugio, la lista la encabezan 12 mil 782 hondureños, le siguen 6 mil 703 cubanos, 2 mil 206 haitianos, 2 mil 297 salvadoreños, mil 718 venezolanos y mil 617 guatemaltecos. De ahí, con menos de mil solicitantes aparecen colombianos, nicaragüenses, ecuatorianos y angoleños.

“La mayoría de los extranjeros que solicitan la visa humanitaria en la oficina de la Comar en Tapachula, Chiapas, no esperan a que concluya el procedimiento. La gente se cansa de esperar”, agrega Irineo Mujica, de PSF, porque la Comar está rebasada y los migrantes deciden caminar solos con sus hijos o incorporarse a las caravanas.

En septiembre del año pasado, el director de la Comar, Andrés Ramírez Silva, acudió a reunirse con diputados de Morena y expuso que el presupuesto asignado de 51 millones de pesos a ejercer en este 2024 es insuficiente para abrir poco más de 140 plazas que les permita cubrir las necesidades que plantean los migrantes.

“No es solamente el tema presupuestal”, insistió el director de PSF, se trata de entender que en los últimos cinco años, con la llega de lo que llaman la 4T en México, “la Comar se alineó a ese sistema de contención de migrantes, como un gran embudo, para chantajear al gobierno estadounidense. La 4T hace negocios con EU medrando con los migrantes”, acusó.

Deisy es una madre de familia de Venezuela que avanza caminando sobre la carretera Panamericana 190. Va llegando a Juchitán en compañía de sus dos pequeñas hijas y su pareja, que conoció en el camino y aceptó para tener la seguridad que nadie le hará daño en el largo trayecto, y confiesa que hizo el trámite en la Comar, pero se fastidió de esperar.

“¿Cómo espero en Tapachula cinco, seis o nueve meses que dure el trámite en Comar, sin dinero para rentar un cuarto y comer?”, pregunta de manera angustiada. “Además, en esa oficina hay cientos de personas que andan preguntando si ya los van a atender. Preferí caminar con otras personas. Ya casi estamos en Juchitán”, dice a la entrada de una colonia popular.

Helen, de Honduras, cuenta que cuando llegó a Tapachula alguien le dijo, no identificó quién, que se fuera a registrar en la Comar y que a cambio de unos dolaritos le darían un papel (un comprobante de que inicio el trámite, sin valor alguno). Su familia desconfió y siguieron caminando a Tapanatepec. De ahí pagaron 4 mil pesos en un taxi hasta Juchitán.

“Tenemos registro que desde el último trimestre del año pasado ha aumentado el paso de los migrantes por el sur de México, sobre todo por el Istmo de Tehuantepec”, detalla Irineo Mujica.

Actualmente, dos caravanas caminan sobre las carreteras de la entidad oaxaqueña, una avanza por la 175 de la sierra sur y otra sobre la 185, desde Matías Romero.

Al margen de esas caravanas, explica el director de PSF, todos los días se observan decenas de grupos de migrantes que arriesgan sus vidas porque tanto la Comar y las autoridades migratorias les niegan la posibilidad de otorgarles el refugio que piden porque en sus países son perseguidos por razones políticas o religiosas.

Y en ese intento de huir de sus países, en las carreteras del Istmo y en las aguas de las lagunas istmeñas que conectan con el Pacífico han ocurrido tragedias mortales en las que, en muchas veces, ni las autoridades conocen el origen y las identidades de las víctimas mortales. 
Chinos, senegaleses, cubanos, haitianos dominicanos o ecuatorianos no logran su sueño.

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