Hace poco más de un año fue que este joven decidió que no permitiría que la música tradicional de su pueblo, pilar de la identidad y esencia de las fiestas comunitarias, muriera con la extinción de la única banda de viento, cuyos integrantes, todos de más de 80 años, han ido muriendo con el tiempo. Actualmente sólo sobreviven tres.
Foto: Cortesía Luis Ángel Leodegario
Fue con esa idea que Luis Ángel, estudiante de medicina, formó un grupo de niños interesados en aprender de los últimos músicos los secretos de las melodías que por años han escuchado sus padres y sus abuelos, y de las que ahora son los herederos, encargados de memorizar y conservarlas.
Durante el año que Luis Ángel se encargó de tocar puertas y solicitar donaciones para conseguir los instrumentos de la banda, los niños y niñas no perdieron el tiempo.
Aunque todavía no tenían qué tocar, ocuparon esos meses para aprender a solfear, así que cuando por fin llegaron el trombón, el saxofón de vara, el saxofón alto, las dos trompetas, el clarinete, la tambora y los platillos, los pequeños ya estaban familiarizados con el lenguaje musical y comenzaron a ensayar de inmediato.
“Aunque gané el Premio Estatal de la Juventud y me hicieron la invitación de la Secretaría de Bienestar de Oaxaca para proponer proyectos, no hubo apoyo. Hice mi solicitud y todo, pero nos dijeron que no había recursos para eso. Donde toqué puertas de gobierno, no hubo respuesta”, cuenta.
Actualmente, la banda recién formada consta de siete niños y cinco niñas, un detalle que Luis Ángel resalta porque es la primera vez que en Petalcaltepec se permite que las mujeres aprendan a tocar instrumentos musicales; no obstante, ya hay muchos más interesados en sumarse, pero el joven dice que deben esperar a seguir consiguiendo más donaciones, pues por el momento los instrumentos no son suficientes para todos los niños.
“Me motiva mucho que hayan llegado los instrumentos. Les vamos a agradecer aprendiendo a tocar. Hay esperanza para la música chontal, porque creo en mí y en los niños, que junto con los abuelitos la vamos a preservar”, dice Azul Cruz de Jesús, de 12 años de edad.
Foto: Cortesía Luis Ángel Leodegario