Jara Cruz señaló que “las bellas tehuanas, las formas de los cántaros, el verdor de la naturaleza y las siluetas del entorno”, son sólo algunos de los elementos que remontan a la obra; pero su impacto como persona también ha sido estremecedor.
“El título de maestro no solo se le ha otorgado por su destreza, sino también porque ha sido uno de los grandes profesores de artistas oaxaqueños, por que ha impulsado a generaciones enteras de artistas. Detrás de él hay una gran historia. Ha compartido con los grandes maestros oaxaqueños su técnica; pero también sus consejos de vida”.
El teatro Macedonio Alcalá fue el escenario en el que las y los oaxaqueños le tributaron largos minutos de aplausos, donde se interpretaron y bailaron sones y jarabes de la Costa oaxaqueña, versos, y música de cámara, donde el mariachi le cantó las mañanitas por sus 88 años de vida fructífera y solidaria.
Takeda ha formado una robusta y sólida familia que comparte el amor por crear y por retratar la grandeza de Oaxaca, prueba de ello es que “hoy contamos con la presencia de muchas y muchos de los más importantes artistas visuales de Oaxaca”, destacó Jara.
El artista dedicó sus esfuerzos a encontrar talentos ocultos en almas oaxaqueñas que habían nacido para crear arte. Impulsaba el talento de jóvenes de diversas comunidades indígenas, quienes encontraron en él a un guía para convertirse en artistas profesionales sin tener que salir de Oaxaca.
“Ya no es requisito indispensable formarse en París, Londres, Milán o Nueva York. A él le debemos gran parte del discurso cultural que innegablemente está emergiendo desde el corazón de Oaxaca y nos está posicionando como el corazón cultural de México, un corazón que palpita por el arte y especialmente por las artes gráficas”, indicó.
En la ceremonia de reconocimiento estuvieron también: el empresario Salvador Flores Concha, presidente de la Fundación que lleva su nombre; la titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Lucina Jiménez; el presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Francisco Martínez Neri; la historiadora María Isabel Grañen Porrúa y el empresario Alfredo Harp Helú.
En el teatro se reunieron artistas, escritores e intelectuales oaxaqueños, así como rectores de algunas universidades, galeristas y maestros universitarios, estudiantes y amigos del gran artista oaxaqueño y japonés, Shinzaburo Takeda.