Con promesa de tregua, caravana migrante avanza a Juchitán; acusan abusos de autoridades de Oaxaca
Los extranjeros denuncian que mientras agentes de Migración les cobran mil 200 pesos a cada uno para permitirles avanzar, elementos de la Policía Estatal abordo de una patrulla les robaron sus pertenencias
Juchitán.- Luis Alberto tiene síntomas de malaria. Llegó a San Pedro Tapanatepec, en territorio de Oaxaca, a las 4:00 de la mañana el día 19 de noviembre. Salió de Anzoátegui, Venezuela, el 29 de octubre y se abrió paso junto a otras personas por la selva de Colombia y atravesó Centroamérica en la Caravana Latinoamericana.
El 18 de noviembre, atravesó la frontera mexicana con Guatemala y cruzó Chiapas. Caminó de Tapachula a Arriaga 246 kilómetros junto a otros 11 venezolanos, todos jóvenes menores de 25 años, entre ellos cuatro mujeres, con los pies llenos de ampollas y mucha rabia, pues denuncian que han sido robados por autoridades de Migración mexicanas, a pesar de que tienen permiso para cruzar el país.
Desde Escuintla, ya en territorio mexicano, a Luis Alberto no le cede la fiebre y tiene escalofríos. Está acostado en una de las bancas del parque central de San Pedro Tapanatepec y apenas puedes hablar. Sus amigas están acostadas en la hierba del parque y preguntan si hay un médico o un lugar donde pueden tomar agua o guarecerse sin riesgo de que puedan ser deportados o le sean robadas sus pertenencias de nuevo. Mientras, sus amigos buscan casas o cuartos para pasar la noche, algún espacio donde hacer algo de comida y agruparse mientras esperan a otros 3 mil migrantes que aseguran vienen de Chiapas a Oaxaca y que llegarán pronto.
-En la frontera de Chiapas nos cobraron mil 200 pesos por cada migrante, no importa que seamos regulares o irregulares o traigamos papeles. No importa si buscas asilo político, a Migración se le paga, dice Luis Alberto.
El joven está desesperado, decepcionado y enfermó. Cuenta que ha tomado Paracetamol que ha conseguido en algunas farmacias con la esperanza de que en suelo oaxaqueño habría un albergue habilitado por las autoridades mexicanas, pero se equivocó.
Tampoco fue cierta la ayuda que les prometieron en Tapanatepec, donde en total les entregaron solamente 100 botellas de agua para unas 3 mil personas y donde el joven no pudo acceder a un médico.
A ello suma que él y sus amigos fueron robados por elementos que viajaban a bordo de una patrulla y se identificaron como integrantes de la Policía Estatal. Iban en la parte de atrás de la caravana con el resto de venezolanos que se retrasaban al cuidarlo.
“Se que no es su responsabilidad, vaya, pero son los acuerdos que ha hecho México con el gobierno de Venezuela, aunque nuestro gobierno no sirva pa´ un carajo, nosotros creíamos que en México sí”, lamenta.
Tregua
Al igual que Luis Alberto, los entre mi 500 y dos mil migrantes que integran la caravana que actualmente avanza a pie por el Istmo de Tehuantepec han sufrido abandono y rechazos por parte de algunas autoridades municipales y sectores de la población, por lo que ahora esperan una tregua de las autoridades migratorias para seguir hacia la Ciudad de México.
Ulises Ortiz, coordinador de la caravana que arribó en la mañana de este miércoles a la unidad deportiva de Santiago Niltepec, revela a EL UNIVERSAL que han recibido propuestas para que una vez llegando a Juchitán, donde opera el único Centro de Movilidad que aún funciona en el estado, aborden autobuses que los lleve a la capital del país.
Obviamente, añade, cada uno de los migrantes pagará el valor del boleto y explica que tienen el ofrecimiento de que el Instituto Nacional de Migración (INM) les otorgue una tregua o prórroga de 48 horas para viajar sin que nadie de la caravana sea detenido. “Esa tregua aplicará para unos tres mil migrantes que se registraron desde que salieron de Tapachula”, detalla.
Se tratan de buenas noticias, las primeras que reciben en Oaxaca, pues los coordinadores de la caravana denuncian que desde que entraron a territorio estatal han sido completamente ignorados y rechazados por las autoridades municipales.
En Tapanatepec, por ejemplo, señalan que no se les facilitaron baños móviles, ni suficiente agua para beber, aunque reconocen que el servicio médico ayudóa las mujeres embarazadas y a los niños que venían deshidratados y con escoriaciones en los pies. “Sentimos que el paso de los migrantes ha agotado la paciencia de las autoridades”, señala.
Mientras que en Santo Domingo Zanatepec la propia presidenta municipal, Tania Escobar, les cerró el paso e impidió que ingresaran al centro de esa población para descansar, luego de caminar sobre la carretera Panamericana unos 24 kilómetros. “Nos quedamos a dormir a orillas del río Ostuta y la gente sufriendo para comprar alimentos”, lamenta.
Originalmente, explica el coordinador, la autoridad de Zanatepec dispuso que la caravana se instalara fuera de la población en un terreno sin ningún tipo de servicio, como sanitarios, baños, sombra, agua o electricidad. Por eso nadie quiso quedarse ahí y, finalmente, se fueron a dormir a la orilla del río Ostuta.
Este miércoles los más de mil 500 migrantes ingresaron a Santiago Niltepec, gobernado por el edil morenista, Froylán Medina Santos, quien un día antes pidió a la población que “tomen precauciones y cierren sus puertas”, ante la llegada de “afrodescendientes, morenos y negros”.
“Ahí, en la cancha donde nos mandaron las autoridades de Niltepec, no hay nada, sólo unos cinco baños móviles, no hay energía eléctrica para que la gente cargue sus teléfonos celulares y no tiene ningún tipo de protección como barda”, dice el coordinador ante los fuertes vientos del frente frío 11 que golpean con fuerza esta región. Por esa razón, dice, la gente decidió salir de ahí caminando hacia Juchitán.
Poco después de haber llegado a la unidad deportiva de Santiago Niltepec, la mayoría de los migrantes, al ver las condiciones físicas del lugar, decidieron seguir caminando hacia Juchitán, pero antes descansarán en Santo Domingo Ingenio y buscarán permiso de abordar las plataformas de los camiones para acortar las distancias.
De acuerdo con ediles consultados por este medio, de las autoridades federales y estatales los gobiernos municipales sólo han recibido recomendaciones para sean “empáticos, solidarios y humanistas” con los extranjeros en tránsito, señala Humberto López Parrazales, edil de Tapanatepec. No se les otorgó ninguna otra clase de apoyo.
La caravana no es una entidad homogénea, es una masa de seres vivos que se mueven a distintos ritmos por el calor, los vientos y el cansancio, mientras avanza por el Istmo de Tehuantepec.
Luis Alberto sigue con síntomas de malaria y no hay doctores. Delira un poco mientras le dan una botella de agua de 1 litro que le vendieron a 50 pesos en una tienda. La mitad de su grupo ya ha vuelto a tomar la carretera.
Son venezolanos que llevan gorras de los Yankees y que han decidido desviarse para evitar retenes como el que se encuentra pasando Zanatepec. Le dijeron que en esa zona ya hay servicio médico, pero también que aún está presente la misma patrulla de la Policía Estatal que los robó en la desviación de Chahuites.