Ella y su hija se dedican a la venta de pescado y otros productos del mar, por lo que la constante contaminación afecta no sólo a su familia sino a los 400 habitantes de playa Brasil, agencia municipal del puerto de Salina Cruz, quienes viven de la pesca y el turismo.
Los hidrocarburos derramados por la empresa estatal se extienden por las costas y playas de Salinas del Marqués, Punta Conejo, y las playas Brasil, Azul, Guelaguichí, Cangrejo y Chipehua.
Elisa considera que la contratación posiblemente dure tres semanas, como sucedió en las dos limpiezas pasadas. En esta ocasión recibirá 2 mil 500 pesos por semana con un horario de 7:00 a 13:00 horas. Durante seis horas, los pescadores y habitantes recorren la zona en grupos de 10, recolectan la arena manchada, la colocan en sacos y la entregan a Pemex para que le dé un tratamiento especial.
Ignacio Martínez Mendoza, pescador desde hace 20 años y agente municipal de playa Brasil, recuerda múltiples veces en que Pemex contaminó el mar, siendo la más grande y severa la del 11 de agosto de 2012, cuando se hundió la monoboya 3.
“No es la primera vez que nos contaminan, así fácil recuerdo como 10 veces. En todas dejamos de pescar por largos periodos. No sólo afecta a los pescadores, también a los que tienen palapas, restaurantes, hoteles. Los surfistas dejan de llegar porque las playas Brasil y Punta Conejo son famosas.
“Hace dos años nos volvieron a contaminar, aunque fue leve. Pemex no limpió ni dio apoyos temporales; la arena, de manera natural enterró los desechos”, cuenta Ignacio Martínez a EL UNIVERSAL.
A 10 minutos de esta playa está Guelaguichí, agencia de Santo Domingo Tehuantepec, una comunidad que tiene bajo su administración las playas La Escondida, Punta Chivo, La Mancuerna y El Castillo, espacios prácticamente vírgenes que sólo son explotados por pescadores y buzos de la comunidad.
Piensan que no se trata de crudo, aunque no tienen nada preciso, pues Pemex no ha emitido ningún informe oficial sobre el origen del derrame.
“Durante tantos años en el mar sabemos distinguir el crudo, la consistencia de éste en la playa por pasadas contaminaciones; deja una capa chiclosa en la arena, como derretido. En cambio, en esta ocasión, es de una fina capa aceitosa en la arena y en las rocas.
“Además, se filtró en la arena por la lluvia, por eso cuando sopla el viento se levanta el olor a diesel. Por eso es necesaria la limpieza de las playas, porque la contaminación está oculta, pero nos enteramos que la Marina dijo que no es grave la contaminación. No es grave para ellos que no viven de la pesca, pero para nosotros que es nuestro sustento, sí”, sentencia Manuel Velásquez.
Estos buzos también señalan, con molestia, que la contaminación por hidrocarburos de Pemex sucede casi una vez al año, no sólo de crudo sino también de aceite y otros materiales derivados del petróleo. Ellos aseguran que constantemente ven los residuos en las rocas y en la arena.
La nueva contaminación, señalan, los sacará del mar por lo menos durante dos meses hasta que esté completamente limpio, por lo que consideraron urgente que el gobierno, “a través de la instancia que sea”, implemente trabajos temporales para los afectados por el derrame, puesto que los peces que obtienen ya están contaminados y muchos de ellos morirán.
“Sabemos de daños al mar. En otras ocasiones regresamos al mar y al abrir los ostiones éstos tienen el olor desagradable; otros guardan capas negras del producto. Eso ya no lo podemos vender, es tóxico. Por eso sabemos que ahora pasará lo mismo y necesitamos la ayuda”, expone Luis Sebastián.