Sociedad

Domadoras de olas: niñas de Oaxaca se abren camino en el surf, pese a exclusión en el deporte

Desde Puerto Escondido, Roxel y sus hijas, Joy y Romyna, de 14 y 7 años, buscan inspirar a otras niñas para terminar con la exclusión y discriminación en este deporte, hasta ahora dominado por hombres en el país

Fotos: Edwin Hernández/EL UNIVERSAL
11/03/2021 |22:03
Juan Carlos Zavala
Corresponsal EL UNIVERSAL Oaxaca Ver perfil
Puerto Escondido, Colotepec.— El Jeep se desvía sobre la carretera que conecta a Mazunte con Puerto Escondido y toma un camino de terracería. A un costado corre un río que desemboca en el mar y muestra advertencias continuas: zona de cocodrilos. El vehículo ingresa a la playa y se dirige a la punta. El golpeteo incesante de las olas acalla todos los otros sonidos con fuerza.

Romyna y Joelle, Joy, Ramírez Pérez, de siete y 14 años, respectivamente, descienden de la camioneta y se preparan. Toman sus tablas y corren al mar. Su padre, José Ramírez, un surfista profesional de olas grandes y uno de sus instructores, les lleva la delantera apenas por unos segundos. Su madre, Roxel Pérez, también surfista profesional y su instructora, por esta ocasión espera en la playa.

Hay buen oleaje. Joy practica el tubo, maniobra que consiste en pasar por una ola “hueca” y da la posibilidad de montar la pared de la ola rodeada de ella. Romyna, por su parte, practica el pegón, movimiento en el que se alcanza la parte más alta de la ola y, luego, con la tabla se vuelve a bajar.


Tanto Romyna como Joy son dos niñas que practican un deporte hasta ahora dominado por hombres en México y Oaxaca, pero en el que cada vez más mujeres demandan igualdad en las competencias.

Para ellas, la inspiración para practicar el surf viene directamente de sus padres; sin embargo, también es algo que disfrutan, que las hace felices e, incluso, las ayuda a olvidarse de sus problemas.

Romyna apenas lleva poco más de un año en este deporte, empezó a los seis; sin embargo, ya ha participado en torneos en los que compite con niños de su edad.

Joelle, de igual manera y cotidianamente, debe competir contra niños porque casi no hay niñas de su edad que participen en estos torneos.

“Hay más niños que mujeres, pero cada vez hay más y pienso que será bueno para que en un futuro hagan más eventos. Por ejemplo, este año iban a hacer un evento que sea sólo de mujeres aquí en Puerto Escondido”, menciona Joelle.


Desde entonces, lamenta, la situación no ha cambiado mucho. En los últimos torneos en Puerto Escondido han excluido a las mujeres de las competencias de surf, pero el torneo de bikinis sí se lleva a cabo, pese a que ya hay mujeres atletas surfistas.

“Hace dos o tres años no hubo categoría femenil y todavía el [año] antepasado, en el bikini contest, una de mis amigas, una canadiense, entró en pantalón y licra, y se ponía como a remar y decía: ‘Es que nosotras somos atletas, nosotras no somos para estar haciendo esto’.
“Ese tipo de acciones de repente suenan, pero todavía hay gente que no se da cuenta”, dice.

Para ella, lo más importante es que sus hijas “amen de corazón [el deporte] (...), pero tampoco las queremos forzar a hacer algo que ellas no quieran”.

Tampoco sabe si desea que se conviertan en profesionales y vivan de ello. Lo que sí quisiera, dice, es que otras niñas vieran a sus hijas y se animen a surfear: “Que ellas inspiren a otras niñas para que vean que sí se puede, que las mujeres podemos hacer todo lo que queramos”.