El niño basquetbolista que encesta en la Copa Juárez de Oaxaca con el balón de la inclusión
Jesús Hernández Juárez, una persona con Síndrome de Down, porta con orgullo su uniforme que con letras grandes dice Natividad, el municipio que representa en la categoría infantil
Guelatao.— La fiesta del basquetbol ya se siente en esta comunidad con el inicio de las eliminatorias del torneo de este deporte más representativo en la Sierra Norte, la Copa Benito Juárez, y el 21 de marzo será histórico, porque por primera vez una persona con Síndrome de Down la disputará.
Jesús Alfonso Hernández Juárez tiene 10 años y un futuro prometedor en el basquetbol. Nació con trisomía 21, una alteración genética por la que tiene 47 cromosomas en vez de 46 y que comúnmente es conocida como Síndrome de Down.
El día que se disputará la final de la copa, el 21 de marzo, se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down, decretado así por la ONU, fecha en la que también se celebra el nacimiento de Benito Juárez y en su natal Guelatao miles de personas se congregan para recordarlo y disfrutar del torneo.
“Esta copa se juega en la Sierra Juárez desde hace 46 años, actualmente se realiza la edición número 44, pues se suspendió dos años por la pandemia; es un torneo regional, representativo, en el que participan niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, en categorías varonil y femenil, representando a sus comunidades”, explica Aldo González Rojas, edil de Guelatao y presidente del consejo deportivo de la Copa Benito Juárez.
Foto: Mario Arturo Martínez
Jesús Hernández Juárez porta con orgullo su uniforme azul con amarillo, en la espalda el número 12 y en el pecho, al pie de una montaña y con letras grandes dice Natividad, el municipio que representa Jesús en la categoría infantil y que se une a los más de 300 equipos que participan en este torneo.
“Es un orgullo representar a la comunidad, al mismo tiempo también se convive, se comparte, se conoce a los jugadores y a otras personas de las localidades vecinas, estos dos elementos se conjugan en la Copa Benito Juárez, que también genera identidad al interior”, opina Aldo González.
Foto: Mario Arturo Martínez
La mañana avanza y en las distintas canchas de la comunidad se disputan las eliminatorias un partido tras otro. El turno del equipo infantil del municipio de Natividad ha llegado, sus rivales, el equipo de Quiotepec, chocan las manos antes de iniciar, el árbitro da el silbatazo inicial y lanza el balón al aire.
Desde su posición dentro de la cancha, Jesús Alfonso está atento al rebote del balón, ha entrenado desde los cuatro años para este momento.
Foto: Mario Arturo Martínez
“Jesús empezó a entrenar, a conocer los ejercicios. Llevó estimulación temprana para, poco a poco, pasar de entrenar a jugar, porque es muy diferente estar en un partido oficial, donde ya hay árbitros, porra, silbatazos, todo eso ha sido un proceso desde los cuatro años hasta ahora que ya tiene 10”, explica Alfonso Hernández, padre y entrenador de Jesús.
Chucho corre a lo largo de la cancha, pasa del ataque a la defensa, siempre cercano a las jugadas, quitándose la marca, buscando los rebotes en los tiros libres, dando pases certeros en los saques laterales y protegiendo la posición del balón cada que tiene la oportunidad.
“Jesús no es diferente a ningún otro niño en la cancha y eso es gracias al trabajo de inclusión que han hecho sus padres, estamos muy contentos y halagados de que represente a Natividad en esta copa”, expone Israel Santaella Martínez, presidente municipal de La Natividad.
Foto: Mario Arturo Martínez
La competencia sale de la cancha, mientras los niños disputan el balón, las familias compiten desde las gradas a gritos, con fervientes porras y muestras de apoyo. Al fondo se ve una lona impresa con una foto de Chucho y un mensaje de apoyo de sus amigos, maestras y terapeutas de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular USAER 03.
“Para nosotros, Jesús es un ejemplo de vida y de trabajo, porque se está luchando porque el niño permanezca dentro de una escuela, dentro de una sociedad que lo está arropando, es el sueño de todos los padres de niños con discapacidad, que sus hijos sean vistos de la misma manera, sean cobijados y acompañados en un proceso de inclusión”, explica Yesenia Altamirano Maldonado, encargada de la dirección de la USAER 03.
Foto: Mario Arturo Martínez
Denisse Juárez, madre de Jesús, expresa la importancia del apoyo familiar: “todos los niños con una discapacidad pueden lograr lo que quieran, siempre que como papás los sigamos apoyando, los impulsemos y les demos herramientas para que sean independientes y logren lo que quieran”.
El árbitro suena el silbatazo que anuncia el final del partido, la pelota se detiene, los jugadores de ambos equipos se forman y chocan las manos en señal de amistad deportiva.
El marcador final es de 6-2, a favor del equipo de Natividad. Jesús y sus compañeros celebran y gozan, posan para las fotografías y salen de la cancha abrazados.