En Los Ángeles, una colonia irregular de Oaxaca, es tanto el abandono que no hay ni lugar para sus muertos

Oaxaca de Juárez.- Leonel Gómez salió de su casa un día para buscar algo de comida para su esposa, Paula Patiño, de 95 años de edad; bajó los empinados escalones de tierra, rústicos e irregulares, de su hogar con la esperanza de comprar alimentos del gusto de su compañera, porque hacía tres días que ella no quería comer nada y él deseaba llevarle alguna de sus comidas favoritas. Cuando regresó, Paula ya no se movía. Estaba tendida en la cama de la única habitación que tenían, intentó despertarla, pero  tocó sus manos y descubrió que estaban frías.

Paula Patiño murió alrededor de las tres de la tarde del pasado viernes 18 de junio. Leonel Gómez, de 84 años de edad, buscó ayuda con sus vecinos de la colonia Los Ángeles. Gracias a ellos,  llegó después una ambulancia de la Cruz Roja Mexicana y un perito de la Fiscalía General del Estado (FGEO) para certificar la muerte de la mujer y para verificar que no fuera víctima de violencia. Al lugar también acudieron el presidente de la colonia y la agente municipal de Pueblo Nuevo, agencia de la ciudad de Oaxaca de Juárez a la que pertenece esta localidad.

El dolor de Leonel por la pérdida de su esposa pronto se juntó con la impotencia. En ningún panteón aceptaron el cuerpo de su esposa para enterrarla. La rechazaron en el panteón de San Jacinto Amilpas, por no ser originaria de ese municipio; en el de Pueblo Nuevo, le cobraban 40 mil pesos por la autorización más los gastos funerarios; en los cementerios de San Lorenzo y Santa María Atzompa, también la rechazaron porque no había nacido ahí, además, dijeron que no la aceptarían ni aunque pagaran. 

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Foto: Juan Carlos Zavala

Los vecinos apenas lograron juntar, con cooperaciones, alrededor de 7 mil 500 pesos. La opción que quedaba era cremarla. Eso costaba 15 mil 500 pesos; sin embargo, él quería enterrarla en un lugar al que pudiera llevarle flores,  visitarla y que ella lo visitara. Al final, la cremaron.

Leonel Gómez era campesino y después, cuando el peso de la edad cayó, se dedicaba a recorrer las calles en busca de fierro viejo para vender, junto con  Paula Patiño. Con la partida de su esposa, se quedó solo, pero los vecinos decidieron permanecer a su lado.

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“Estamos pidiendo apoyo para dejarle bien arreglada su casa, que tenga un baño y que se arreglen los escalones. Son muy tristes las condiciones en las que vive. Vive en una ladera, está en riesgo. Pero nosotros no estamos acá por gusto, vivimos aquí por falta de dinero, porque no tenemos para comprar en un mejor lugar”, expresa Olivia Rodríguez, vecina de la colonia.

Lo que vivió Leonel Gómez es algo que se repite continuamente para los habitantes de la colonia Los Ángeles, una población que es considerada un asentamiento irregular porque ni el municipio de Oaxaca de Juárez ni el de San Jacinto Amilpas quieren reconocerla. 

Foto: Juan Carlos Zavala

Tal como los habitantes de esta colonia, así se encuentran otros 35 asentamientos, considerados como “irregulares”, ubicados en la capital del estado y su zona metropolitana, pese a que la mayoría de ellos fueron fundados desde hace más de cuatro décadas.

La clasificación que les otorgan las autoridades gubernamentales  deja a estas colonias fuera de los planes y programas de desarrollo urbano de los ayuntamientos, en consecuencia, carecen de los servicios públicos básicos.

De acuerdo con datos de la Dirección de Desarrollo Urbano del ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, son 35 los asentamientos irregulares que no cuentan con los servicios públicos como drenaje, agua potable, alumbrado público y pavimentación.

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Asunción Maricela Martínez Martínez vive desde hace 25 años en la colonia Los Ángeles, fundada hace 40 años. Su esposo adquirió el terreno a bajo precio y, pese a encontrarse en la ladera de un cerro, era mejor que seguir pagando renta. Desde entonces, dice, siguen sin servicios básicos como agua potable y drenaje. La escuela primaria y preescolar existen gracias al tequio de los vecinos.

Ninguna autoridad, pese a las promesas, les ha cumplido en dotarlos de estos servicios básicos. El problema, explica Asunción Martínez, es que el Comisariado de Bienes Ejidales de San Jacinto Amilpas fue quien vendió los lotes para la construcción de las viviendas, pero para las autoridades, esa población es una colonia de Oaxaca de Juárez. En sus credenciales de elector se señala que pertenecen a la capital del estado.

“Entonces cuando vamos al municipio de San Jacinto Amilpas a gestionar obras para contar con los servicios de agua potable y drenaje o para tener derecho a ser enterrados en sus panteones, nos responden que no, porque nosotros votamos en Oaxaca de Juárez. Y cuando vamos al ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, también nos dicen que no, que porque San Jacinto Amilpas es quien nos vendió los terrenos”, ejemplifica.

Foto: Juan Carlos Zavala

Los vecinos  lograron que las autoridades emitieran un decreto en el que se establece que la colonia forma parte del municipio de Oaxaca de Juárez; no obstante,  no se ha hecho efectivo porque el Comisariado Ejidal de San Jacinto Amilpas reclama un pago para ceder la colonia al ayuntamiento capitalino. De este modo, el proceso sigue estancado y, mientras tanto, los vecinos padecen la falta de servicios básicos.

Con el caso de Leonel Gómez se revivió una añeja demanda:  que la colonia cuente con un panteón. Para resolver este problema y tener un lugar en donde enterrar a sus muertos, los vecinos se organizaron y compraron un terreno que mide 20 por 20 metros, pero la Dirección de Salubridad de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO) les negó la solicitud, por considerar que el predio no era apto para un espacio de ese tipo.

Los vecinos se están organizando ahora para marchar el próximo lunes 28 de junio y protestar frente a la Casa Oficial del Gobierno de Oaxaca, en la capital del estado,  o realizar un bloqueo carretero. 

Leonel Gómez, con sus 84 años de edad, también desea participar en la movilización. Aún  mantiene encendidas cuatro veladoras sobre una cruz de cal en su habitación, frente a las cenizas de su esposa Paula, junto a  dos cruces hechas de flores y metal.