Cuando se preguntó a los encuestados qué es lo mejor que ha hecho el Presidente, 56% respondió algo relacionado con su política social (ya sea de forma general, o apoyos a grupos específicos, como jóvenes o adultos mayores), mientras que 23% ofreció otra respuesta. Es decir, la gran mayoría (70%) de quienes tienen algo bueno que decir sobre la actual administración piensa en los apoyos gubernamentales.
En contraste, las acciones peor evaluadas están fragmentadas. Casi 10% respondió que lo peor que ha hecho este gobierno es retirar programas u otorgarlos a quienes no los necesitan.
Existe la creencia de que la aprobación presidencial se sustenta fundamentalmente por los beneficiarios de programas sociales. Si bien, como vimos hace unos momentos, se trata de una bandera que se le reconoce ampliamente al gobierno, la aprobación se construye casi a partes iguales entre beneficiarios y no beneficiarios; siete de cada 10 receptores aprueban al Presidente, mientras que seis de cada 10 que no reciben dichos beneficios hacen lo propio. Esto significa que 33 puntos de la aprobación provienen de beneficiarios y 31 puntos de no beneficiarios, para la suma total de 64%.
La encuesta también indaga si el gobierno de López Obrador ha emprendido acciones que hayan beneficiado o perjudicado de manera directa a los entrevistados; 43% respondió que sí ha sido beneficiado y no ha sido perjudicado. Otro 34% no ha sido beneficiado ni perjudicado. Es decir, 77% siente que no ha sido perjudicado por algo que haya hecho el gobierno del Presidente.
En cuanto a los atributos personales del Presidente, prevalece la percepción de que es trabajador (81%), honesto (76%), que representa un cambio y que tiene un estilo de vida sencillo (66%). En todos los atributos medidos, López Obrador tiene más puntos positivos que negativos, pero los aspectos negativos que más se mencionaron son: tiene ideas anticuadas (44%), generalmente maquilla la verdad (43%) cree que siempre está en lo correcto (38%) y no cumple las leyes si las considera injustas (36%).
Finalmente, la encuesta revela que a pesar de que han transcurrido cuatro años desde que tomó posesión, 34% considera que aún es muy pronto para exigir resultados al gobierno de López Obrador. Este porcentaje disminuyó considerablemente a lo largo del presente año. Entre febrero y noviembre la percepción de que es pronto para exigir resultados disminuyó 13 puntos porcentuales (47% contra 34%).