Para el autor, en todas las historias interviene la mirada de un periodista, sobre todo en el futbol, pues asevera que “el futbol sin testigos no existe”. Sin embargo, reconoce que las y los periodistas son esos testigos incómodos de los hechos.
Ello, agrega, le parece inevitable, pues en el ejercicio honesto del periodismo a algunas personas el sentido crítico no le va a gustar. “Yo hablé de este sexenio y el Presidente "tuvo la amabilidad de dedicarme dos (conferencias) mañaneras, para contradecirme”, recordó.
Añadió que ese es un ejemplo bastante elevado de que, a veces, “pisas alguna llaga incómoda”.

"Creo que el poder debe estar por encima de estas circunstancias”, afirma al hablar de los gobiernos estatales que, como el de Oaxaca, mantienen una relación ríspida con los medios, similar a la del gobierno federal.
Villoro llegó a Oaxaca este 1 de agosto para conversar con representantes de los medios de comunicación sobre éste, otro de sus libros en los que la vida se narra en la cancha y en el que, interviene la mirada de un periodista deportivo al que decidió nombrar: El Murciélago.

En “No fue penal”, el escritor plantea la relación de la prensa deportiva con los futbolistas y menciona que desde la publicación de “Dios es redondo”, ha dedicado varios textos a una de sus más grandes pasiones: el futbol.
Este texto, ofrece las dos miradas en una historia que gira en torno a las pasiones que surgen en la cancha. La de dos amigos unidos por el futbol, que rompen su amistad, por una lesión circunstancial y se encuentran más tarde, fuera de la cancha, uno como entrenador y otro como árbitro. El texto, acota Villoro, visibiliza la parte emocional de los jugadores y la vida personal de éstos, además, cómo afecta ésta al rendimiento deportivo.
“En ocasiones, los predicamentos personales, las disputas anímicas, los quebrantos, los anhelos, influyen en lo que estás haciendo… Yo quería contar la historia desde sus dos versiones y poder contarla así, es una de las cosas más maravillosas de la literatura”, sostiene.
“Es un autor al que yo quise mucho, tuve la suerte de frecuentarlo, lo admiro mucho y le quise rendir tributo en este libro, porque él marcó un camino interesante en ese libro de Los Perdedores”, completa.
“Cuando él se fractura, supimos también que nuestros sueños estaban rotos, sabíamos que México no iba a avanzar y cualquier persona que recuerde eso, lo hace como una situación trágica. Más tarde supe que el jugador atendía un taller de tornos y que el jugador Juan Manuel Alejándres, con quien tuvo un encontronazo que le causó la fractura, también resultó afectado y abandonó su carrera, porque se sentía culpable, aunque este segundo fuera solamente el poste del destino”, narró.

Villoro tenía 14 años cuando supo la historia y por años se cuestionó sobre qué sucedería si se encontraran en una situación en la que uno decidiera el destino del otro; éste es el origen de “No fue penal”.
Aunque la historia se desarrolla en los años 70, se narra desde la actualidad, desde un “espejo distorsionado, como los de las ferias”, indica el autor. En el camino de la historia se plantea la llegada del crimen organizado al futbol, las influencias, la modernidad y la pasión con la que las barras y los fanáticos viven el futbol.