“Nos enfrentamos a muchos retos y estamos en la incertidumbre y en medio de cambios. El año pasado nos dimos cuenta de que la contingencia no tiene un camino descrito, por lo que estamos atentos, monitoreando su curso en la tercera ola, donde el incremento de contagios es preocupante”, detalla.
Además, las ventas para las editoriales se desplomaron 30%, por lo que aunque se planea la presencia de expositores, principalmente editoriales independientes, la representante de la FILO apunta que la recuperación económica será paulatina y los libros de las editoriales que participen se podrán adquirir por internet.
Ante ello, Vania admite que la feria se ha visto obligada a reinventarse ante los cambios de sede y ahora adoptando el plano virtual como una de las opciones que, asevera, permitirá que se puedan disfrutar de conversatorios, coloquios, presentaciones de libros, entre otras actividades, de manera remota.
Sin embargo, resalta que las actividades presenciales son necesarias, pues ante la brecha tecnológica que enfrenta Oaxaca, muchas personas que no tienen equipo o conectividad quedarían fuera de las actividades, si éstas sólo son virtuales.
Este año, la feria no se fijará una meta de asistencia, sino la conformación de públicos que se interesan por determinadas actividades y experiencias.