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Juchitán.– Frente a la angustia, el miedo y la incertidumbre en su ruta llena de peligros, cuando los migrantes se topan en el trayecto con hombres y mujeres con una vestimenta color naranja, les vuelve, literalmente, la vida.
Los migrantes saben, por experiencias ajenas o propias de viajes anteriores, que las personas de naranja son elementos del Grupo Beta, que en un día como hoy se fundó como parte de la estructura del Instituto Nacional de Migración (INM), hace 35 años.
En la entidad oaxaqueña, limítrofe con Chiapas que desde siempre es ruta de migrantes de más de 120 países, desde el 20 de mayo de hace 14 años, un colectivo de ocho personas, entre hombres y mujeres jóvenes, enfermeros, médicos y paramédicos, han salvado vidas.
Para los migrantes a punto de morir ahogados en el mar, desangrados por las amputaciones sufridas al caer del tren y moribundos luego de ser asaltados en peligrosos senderos espinosos y otros cultivados de sandías, los del Grupo Beta, son sus salvadores.
Sólo cumplimos con nuestro compromiso, dicen cada vez que se les pregunta a sus integrantes, quienes desde hace 14 han atendido, bajo condiciones adversas, a jóvenes asaltados, atropellados, amputados, enfermos, a punto de dar a luz, baleados o macheteados.
Con la llegada masiva de migrantes en los últimos cuatro años, los ocho agentes del Grupo Beta multiplicaron sus esfuerzos para atender a cientos de mujeres a puntos de tener a sus hijos en la calle, la acera o carretera.
Lo más triste de nuestro recuerdo, dicen, es recuperar los cuerpos de migrantes atropellados en la carretera Panamericana, ahogados en el mar o aplastados por el tren conocido como la "La Bestia", pero tenemos una alegría al salvar vidas y ayudar a que las embarazadas tengan a sus bebés sanos en México.
“Todos tenemos cursos de primeros auxilios y la mayoría ya tenemos un curso de la Border Patrol Search (Patrulla Fronteriza), con la finalidad de auxiliar a los migrantes. Nuestra misión es ayudar y salvar vidas”, dijeron.
