Aunque tienen derecho de viajar por el país durante 20 días, continúan varados en el sur del país por falta de dinero. Por ello, mediante diferentes videos, madres con sus hijos en largas filas realizan una petición dirigida a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, para que les apoye con autobuses, para que sigan su ruta hacia la frontera norte.
En el grupo de migrantes, los coordinadores contabilizaron unos 200 menores de edad, algunos con diarrea, deshidratados y fiebre. “Necesitamos que sean revisados por los médicos. Venimos caminando con miedo desde que salimos de Arriaga, donde estuvimos tres días, esperando que nos ayudaran con autobuses para avanzar y llegar a la Ciudad de México, y sólo escuchamos amenazas y que tuviéramos cuidado porque nos pueden secuestrar”, dijeron extranjeros como Flor Martínez.
Unas 150 personas, integrantes de familias con niños, fueron enviadas al albergue del DIF nacional, mientras que la mayoría se acomodó en un parque cerca del centro.
Luego de que llegaron después de las 11 de la mañana y tras un descanso de cuatro horas, durmiendo con temperaturas bajas, los migrantes empezaron a preguntar si cerca de ellos había una clínica u hospital. Les dijeron que sí, pero que los médicos estaban en paro.
Para este miércoles, se espera que Médicos Sin Fronteras (MSF), envíe una misión para que atienda a mujeres y niños que vienen caminando desde el 20 de noviembre pasado de Tapachula, Chiapas, y que, en un intento de desmantelar la caravana, el INM les entregó el documento FMM.
Mientras tanto, en el corredor migrante de Tapachula a Juchitán, en un trayecto de 400 kilómetros, dos caravanas más avanzan. Una llegó a Huixtla y la otra va hacia Villa de Comaltitlán. Siguen caminando, acusaron, bajo las presiones de elementos policiales y migratorios.