Ni militares ni aumento de precios alejan a visitantes de Huatulco; familias y jóvenes abarrotan destino

Huatulco.- Poco a poco la playa La Crucecita comienza a ocuparse. Niños y adultos corren a refugiarse, unos en el mar, otros bajo las sombrillas. Los 38 grados no son obstáculo para que soldados vigilen la zona y despierten la admiración de los niños que se toman fotografías con ellos.

 

 

La primera hilera de sombrillas, mesas y manchones de personas frente al mar corresponde a las familias que vienen de la Ciudad de México. Son los que prefieren sólo rentar las sombrillas a los prestadores informales que los cazan desde la calle. Lo hacen para ahorrar, pues los restaurantes que dan los servicios en la playa obligan a los turistas a consumir un mínimo de 250 pesos por persona para hacer uso de las mesas y sombrillas.

Esta misma estrategia se reproduce en bahía La Entrega, donde además los turistas se inconforman por el aumento de entre 20% y 30% en los precios de comida o servicios de diversión como bananas, snorkel y recorridos en lancha.

Foto: Edwin Hernández

 

Pero a pesar de ello, familias y visitantes disfrutan de la convivencia, pues son ya dos años los que la pandemia impidió tomar vacaciones junto al mar y disfrutar del sol.

José Sánchez Salcedo, por ejemplo, es un veterinario y catedrático de la Universidad Veracruzana que radica en Coatzacoalcos, Veracruz, y que decidió pasar sus vacaciones en varios destinos turísticos de la costa oaxaqueña. Comenzó por Zipolite y Mazunte y terminó en las playas de Huatulco. Eligió cerrar su viaje con la visita a varias playas no tan saturadas de familia, aunque eso es casi imposible en esta temporada.

 

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José fue uno de los miles de maestros que comenzaron a dar clases en línea, así que trasladó su residencia de la Ciudad de México a su natal Veracruz.

Este profesor de 32 años pisó el mar hace más de un año, pues su última visita fue en diciembre de 2020, cuando la pandemia había dado una tregua y los destinos de playa de Oaxaca eran los más atractivos por tener pocos casos Covid.

 

Foto: Edwin Hernández

 Después de una segunda y tercera ola de contagios, José Sánchez Salcedo decidió no salir más, hasta esta Semana Santa.

“Después de meses encerrado en mi casa dando clases en línea, vivo estresado, así que a la primera oportunidad salí. Además me arriesgué porque ya tengo tres vacunas  y los contagios han disminuido. Opté por  las playas porque son espacios abiertos, lo que aminora las  posibilidades de contagios”, comenta el joven sentado en la playa de Chahué, uno de los espacios tranquilos y destinados a la población joven y aventurera.

 

 

La esperada recuperación

 

La Crucecita, la bahía principal de Santa María Huatulco, aun no alcanza el deseado 100% de ocupación que la Asociación de Hoteles de Huatulco proyecta para los tres días más altos de Semana Santa.

 A pesar de que aparentemente luce lleno, los prestadores de servicios establecidos consideran que el destino apenas alcanza 80% del turismo familiar nacional, porcentaje aceptable después de dos años en los que cayó hasta 20%, obligándolos a cerrar durante cuatro meses en 2020.

 

Foto: Edwin Hernández

 

Gustavo Ficachi, el presidente de la Asociación de Hoteles de Huatulco, es positivo al informar que en Semana Santa cerrarán con una ocupación de 92%, además de una derrama económica de 327 millones de pesos, aunque no es lo que obtenía el destino de playa más importante de Oaxaca antes del terremoto de 2020 y de la pandemia.

Pese a ello, en el último año de recuperación paulatina se alcanzó  una ocupación de hasta 40% durante temporada baja: “Un fenómeno nuevo que se tiene en Huatulco es la constante visita durante todo el año. Es decir, se ha registrado  40% de presencia constante de turistas nacionales y extranjeros, antes sólo teníamos temporadas altas: Semana Santa, vacaciones de verano y fin de año, ahora durante todo el año tenemos turistas, lo que nos ayuda no cerrar ni a recortar personal. Es una recuperación lenta, no como quisiéramos, pero permanente y eso nos da esperanzas”, explica el dirigente de hoteleros.

 

 

La dinámica del tipo de turismo después de la pandemia se mantuvo en lo familiar, aunque 60% es nacional y 40% internacional. Lo que disminuyó fue la presencia de canadienses, por las restricciones sanitarias que impone su país. Pese a ello, se espera que a finales de año se reactive la presencia de este importante grupo vacacional que se mantiene por varios meses en la franja costera.

En cuanto a las enseñanzas que les dejó la pandemia, Ficachi señala que aun cuando la contingencia los agarró desprevenidos, se logró establecer un protocolo sanitario permanente que incluyó la vacunación de todo el personal de restaurantes y hoteles; mantener los hábitos de higiene para visitantes y prestadores de servicios, cuidar la sana distancia en espacios públicos, incluida la  playa, así como el monitoreo de la situación.

Foto: Edwin Hernández