Por pandemia, se apagan ventas de pirotecnia; crisis golpea a mil fabricantes en Oaxaca
Cancelación de festividades y restricción a eventos sociales pega a industria y afecta a más de mil fabricantes; pese a crisis, no hay concesiones en pago de permisos, acusan
Asunción Nochixtlán.- La hierba seca y una sensación de abandono se han apoderado poco a poco del espacio que rodea a la Cohetería y Diversiones Cruz, empresa dedicada a la elaboración de pirotecnia que tiene una gran tradición en Asunción Nochixtlán, uno de los municipios más grandes de la región Mixteca, pues desde hace 10 meses, cuando la pandemia de Covid-19 se instaló en Oaxaca, apenas y ha vuelto a abrir sus puertas.
Desde que se creó, hace más de 35 años, este negocio no había experimentado algo similar, un periodo tan largo en el que la magia de las fiestas se haya apagado tanto tiempo, sobre todo en un estado donde las festividades patronales son motivo de orgullo para las comunidades. Ahora, la situación económica que enfrentan ha obligado a la familia a buscar otras fuentes de ingresos... otros trabajos, de lo que sea, para subsistir.
La cohetería fue creada por el maestro artesano Ernesto Cruz, originario de Santa María Nitú. En estas más de tres décadas logró consolidar su empresa familiar, que se extiende en un amplio terreno con construcciones separadas entre sí cada 10 metros, como una medida preventiva para el almacenamiento de materias primas como pólvora, carbonato de bario, azufre, magnesio metálico, nitratos y óxido de hierro, todas peligrosas.
Además, en este espacio está el taller de elaboración y el almacén de los productos terminados, entre otros.
Pero desde el 19 de marzo de 2020, la cohetería ha guardado silencio. Ese fue el último día que tuvieron trabajo, cuando las autoridades del ayuntamiento de Asunción Nochixtlán les informaron que debían cerrar a causa de la pandemia y las medidas dictadas por las autoridades sanitarias, ya que su actividad económica es de las consideradas como no esenciales.
“Las autoridades municipales nos dijeron que debíamos parar y hasta agosto se abrió poquito.
“Hubo unos cuantos eventos a puerta cerrada, en realidad fueron dos eventos y ya no hubo más. Sólo en agosto trabajamos en dos ocasiones y en diciembre hicimos un sólo trabajo.
Es todo lo que nos han permitido desde que inició la pandemia”, relata Silvia Gloria Hernández Emicente, copropietaria del negocio y esposa del maestro cohetero Ernesto Cruz.
Lo que vive esta familia es una situación que se repite para los maestros artesanos que se dedican a la elaboración de pirotecnia en toda la entidad, puesto que las fiestas patronales y otros eventos masivos en los que se utilizan sus creaciones no han sido considerados como permitidos en ninguno de los escenarios del semáforo epidemiológico, así que aunque la entidad alcanzó a pasar a fase amarilla, las festividades nunca han estado ni cerca de regresar.
De acuerdo con la Organización de Pirotecnia del Estado de Oaxaca, la cancelación de las fiestas en los municipios y comunidades, incluso en las más alejadas, así como las restricciones que han puesto las autoridades sanitarias como medidas para contener la propagación del Covid-19 han afectado fuertemente no sólo a los maestros coheteros, sino a centenas de familias que dependen de los trabajos que da esta actividad económica.
Lo anterior se complica porque las restricciones de las autoridades de salud también contemplan la prohibición de bodas, fiestas de XV años, primeras comuniones y todos los eventos sociales y religiosos de los que depende esta labor.
Según estimaciones de la organización, en Oaxaca existen al menos mil maestros coheteros en el estado, los cuales trabajan con los permisos correspondientes que otorga el gobierno federal a través de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Cada uno de ellos da empleo a entre ocho y 10 personas de las que dependen igual número de familias, por lo que la parálisis de este sector ha dejado sin trabajo, al menos, a unas 10 mil personas en el estado.
A estos cálculos deben sumarse aquellos talleres que trabajan de manera clandestina.
“Es muy fuerte, muy crítico, realmente esta situación que nos ha tocado. La verdad necesitamos trabajar para nuestros hijos, solventar nuestros gastos, tenemos muchos pagos”, explica la mujer.
Hasta antes de la pandemia, la familia de la Cohetería y Diversiones Cruz trabajaba entre cuatro y cinco eventos cada mes, pero desde que se activó la emergencia sanitaria sólo han trabajado en tres ocasiones, en eventos que se realizaron a puerta cerrada y con un espectáculo aéreo con productos conocidos como “bombas” y “candelas”, entre otros.
Pero ni siquiera porque ese tipo de creaciones podrían comercializarse sin que se autoricen las fiestas o eventos masivos, pues para contemplarlas no se requiere que las personas estén aglomeradas, las autoridades les permiten retomar su actividad, por lo que para Gloria Hernández el futuro de la cohetería, de persistir la pandemia y las restricciones para que puedan trabajar, es incierto.
“Quién sabe qué va a pasar, porque no sabemos hasta cuándo continúe o si va a seguir, o si nosotros tengamos que trabajar así, a puerta cerrada, no vemos nada claro. De ahí comemos.
“Ojalá nos dejaran trabajar aunque sea a puerta cerrada y todo lo aéreo para tener un trabajo, porque las personas sí quieren la pirotecnia, pero cancelan los contratos por lo mismo de la pandemia y las prohibiciones de las autoridades municipales e iglesias”.
Gastos sin concesión
Para los dueños de este negocio, lo que es más paradójico de la situación que viven y de que no se les permita trabajar es que los pagos trimestrales para mantener los permisos y la renovación de licencias para realizar actividades con artificios pirotécnicos y para la compra, almacenamiento, venta o consumo de los mismos tienen que ser cubiertos puntualmente.
Lo anterior porque, de no hacerlo, los artesanos y coheteros estarían cometiendo un delito, pues esta actividad es regulada por la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, así como por su reglamento.
Según la Sedena, sólo para poder seguir con esta actividad deben pagarse al menos dos permisos, el que da autorización para almacenar los materiales para elaborar la pirotecnia y el que se necesita para la actividad de la coheteria en sí. Cada uno tiene un costo de 2 mil 309 pesos.
Pero pese a esta emergencia, explica la artesana, la Sedena no ha dado ningún tipo de concesión ante la situación económica que enfrentan las coheterías en el estado. Para la institución militar es obligatorio el pago de los permisos y la renovación de éstos aunque no estén trabajando.
Ni siquiera hacen un descuento en estos cobros, señalan.
“Como tenemos el permiso federal, entonces eso influye a que tengamos que pagar todo para no perder el permiso de transporte y de elaboración, luego la licencia, que tiene que ser federal”, agrega la mujer, quien muestra el interior de la cohetería con apenas unos remanentes de productos donde antes se acumulaban los trabajos.