Procesar el luto: las víctimas indirectas de feminicidios en Oaxaca de las que nadie habla

Personas cercanas a víctimas de feminicidio son expuestas al señalamiento público y a la revictimización; por ello, es importante que reciban acompañamiento sicológico, explica tanatóloga

las víctimas indirectas de feminicidios en Oaxaca de las que nadie habla
las víctimas indirectas de feminicidios en Oaxaca de las que nadie habla. Foto: Edwin Hernández
Sociedad 09/06/2022 09:55 Christian Jiménez Actualizada 09:55

Las víctimas indirectas de feminicidio constantemente son expuestas al señalamiento público y la revictimización, situaciones que afectan de forma considerable su proceso de duelo, explica la tanatóloga Laura Cortés.

“Cuando hablamos de acompañamiento tanatológico hay que resaltar que cada duelo es único, las familias tienen una apreciación del duelo diferente y es importante reconocerlo”, dijo.  Por ello, es importante que las familias de víctimas de feminicidio reciban acompañamiento sicológico para procesar la pérdida de la mejor manera.

Laura Cortés explica que los factores sicosociales y del entorno determinan cómo responden las víctimas e influyen en cómo se viven los fenómenos relacionados con la muerte, sobre todo en el tema del feminicidio, por ser un duelo inesperado.

Para la Fiscalía General de la República (FGR), son víctimas indirectas las personas que tienen relación inmediata con la víctima directa, que hayan sufrido algún daño en su salud física, sicológica o menoscabo en su patrimonio.

Ni en Oaxaca ni en el resto del país hay una cifra de cuántas víctimas indirectas de feminicidio existen; el Congreso del estado estima que son más de 600 niñas y niños que han quedado sin madre por este motivo.

En los casos de muerte por feminicidio, la parte del luto implica expresar la tristeza y el dolor, indica la especialista.

Vivir el luto en la lucha

Las causas de la muerte impactan directamente en la forma en la que las familias viven el duelo; muchos de sus integrantes, principalmente las madres, lo hacen luchando por justicia para sus hijas, es su expresión del dolor por la pérdida.

Señala que en un duelo se enfrentan diferentes etapas: negación, aceptación, depresión, negociación y la ira.

Hay muchísimos casos de feminicidio que no se tipifican como tal y quedan en el olvido; sin embargo, el acompañamiento de las colectivas feministas es importante, “pues se construye una tribu que se suma a una serie de acciones que incluyen la exigencia de justicia”.

En el caso de organizaciones de Oaxaca, como el Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos, su papel cuando acompañan es nombrar a las víctimas y seguir los casos para evitar que queden en el olvido, apunta la tanatóloga.

“Cuando ocurre un feminicidio, comúnmente no nos queda una persona para llorar sino una cifra”, lamenta.

Las madres de desaparecidas también viven procesos prolongados de duelo, al no tener un cuerpo. Cuando los cuerpos de las mujeres son encontrados, el dolor de la muerte se agrava ante las condiciones que laceran a las familias y las dejan marcadas.

“La falta de empatía de la sociedad marca a las familias. La antipatía también proviene de las autoridades que no procuran justicia, ni la buscan de manera empática con el dolor de los familiares”, sostiene Cortés.

Por ello, subraya, es importante darle un nombre, no solamente etiquetarlo como feminicidio, sino respetar la identidad de las víctimas y también la memoria de las madres y las familias al nombrarlas y hablar de sus muertes.

Lanzadas a  la revictimización

“Es importante cuando hacemos visible el feminicidio, porque dignificamos la parte de la muerte, en relación a este problema real y grave”, asevera la tanatóloga Laura Cortés.

Comúnmente, la muerte repentina y violenta deja a las víctimas indirectas en un estado de incomprensión, dice. Conforme se van visibilizando los casos, afirma la especialista, se van construyendo señalamientos y revictimización hacia las mujeres asesinadas, lo que afecta de manera considerable a las familias.

Esto se debe a que, con la difusión mediática de los feminicidios, se vuelven “muertes públicas”, de las que todas las personas pueden opinar y esto puede ocasionar, en casos de feminicidio, que las víctimas indirectas sean invisibilizadas.

Ejemplo de estos casos, indica, es la invisibilización constante que enfrentan las madres de familia cuando viven sus duelos y tienen que defender a sus hijas de la revictimización tras la difusión de los casos.

Cuando un feminicidio sucede, los medios informativos se vuelcan sobre las víctimas y no las dejan vivir su duelo, por el contrario, las revictimizan. Además de la revictimización que suele darse en los medios, las víctimas indirectas también se enfrentan a las críticas y señalamientos en redes sociales.

Las situaciones mencionadas propician reacciones ante “sucesos antinaturales” (el feminicidio), como shock, desesperación, terror, angustia, tristeza, impotencia, depresión, entre otros, expone.

La especialista refiere que las víctimas indirectas de feminicidio viven periodos de deterioro de la salud física que incluyen cuadros de fatiga, insomnio, diarrea y otros síntomas. También pueden registrar dificultades en la concentración, en la memoria, en la autoestima y en el rendimiento personal.

Además, se afecta la forma en la que se relacionan con otras personas, la capacidad de socialización y se desarrollan emociones como el deseo de venganza. También viven crisis de fe y creencias.

Las víctimas indirectas pueden vivir duelos patológicos que no tienen resolución y les dificulta continuar con su vida de manera cotidiana. 
Está el caso de algunas víctimas que viven duelos crónicos con una duración excesiva. Duelos retrasados, es decir, que refieren a un proceso reprimido que la persona vive de una manera tardía.

Duelo exagerado, que está caracterizado de reacciones demasiado intensas o duelos enmascarados, que se expresan en su mayoría como enfermedades, explica la tanatóloga.

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