El sindicato argumentó que las normas oficiales federales para tal fin son flexibles y permiten la toma de decisiones de los colectivos escolares con base en los elementos pedagógicos.
En contrapropuesta, planteó desarrollar un proceso de evaluación integral que involucre a los diversos actores implicados en el proceso educativo: alumnos, docentes e institución, y el proceso del currículum en el contexto actual.
De la misma forma, generar una estrategia de Desarrollo Profesional Docente amplia y de largo aliento que permita la comprensión de la complejidad de los procesos escolares, con base en la identificación y reconocimiento de la situación actual de la docencia en nuestro nivel educativo.
Así también, propuso evaluar la docencia en el contexto actual para conocer su situación profesional, de salud física y emocional, y en consecuencia generar acciones tendientes a su fortalecimiento a mediano y largo plazo.
“En un contexto de incertidumbre pandémico marcado por la profunda inequidad en el acceso a los medios, el recrudecimiento de las desigualdades sociales, las secuelas psicosociales, emocionales y, la ausencia y abandono de las autoridades federales y estatales, los docentes debieron diseñar ambientes de aprendizaje para realizar su quehacer en el tenor de los requerimientos y características de sus comunidades, los programas y planes de estudio y desde luego, la diversidad de necesidades de sus estudiantes”, afirmó.